A falta de un año para las elecciones, la alcaldesa se queda sin dos de sus proyectos estrella: la interconexión de los tranvías y la multiconsulta. Incluso la CUP le da la espalda con la remunicipalización del agua de Barcelona.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, vivió ayer, probablemente, su día más amargo desde que llegó al cargo. La soledad de sus once concejales se hizo tan visible que hasta la CUP se sumó a la oposición. Colau, a falta de un año para las elecciones, se ha quedado sin dos de sus proyectos estrella. De nada ha servido la presión que en las últimas semanas ha ejercido sobre ERC. Ni el interés demostrado por buena parte de la sociedad civil. La interconexión de los tranvías llegaba al pleno municipal sin los apoyos necesarios y salió de igual manera. Con la multiconsulta, sin embargo, nada hacía esperar el resultado final. Pese a estar aprobada, el pleno votó en contra de dos de las preguntas. La remunicipalización del agua y el cambio de nombre de la plaza de Antonio López tendrán que esperar.

Así las cosas, el pleno rechazó por amplia mayoría el protocolo entre el Ayuntamiento y la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) para impulsar la ampliación del Trambesòs de Glòries a Verdaguer. El gobierno de Ada Colau (BComú) sólo recibió el apoyo del PSC y del concejal no adscrito. El PDeCat, Cs, ERC, PP y la CUP votaron en contra. Extraños compañeros de viaje hace la política. El debate más tenso se vivió entre el gobierno municipal y los republicanos. No en vano, llevaban la interconexión en su programa electoral.

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, señaló que «este “no” es votar en contra de un proyecto metropolitano; no significa votar en contra de este gobierno». Y añadió que ERC «no tiene un proyecto de ciudad» y que «pese al bloqueo, Barcelona tendrá tranvía metropolitano y público». El concejal republicano Jordi Coronas lamentó la «campañita» del gobierno municipal y aseguró que su grupo no está en contra de la unión del tranvía pero sí «de que se engañe a la ciudadanía» y del modelo de gestión, que significa «dinero público para enriquecer a un operador privado».

Desde el PDeCat, Francina Vila constató «el fracaso del gobierno» con el tranvía y aseguró que «se ha perdido un mandato para tener la red de bus terminada». Koldo Blanco (Cs) afirmó que el tranvía «no es un proyecto viable y no es una prioridad». Mientras que el líder municipal del PP, Alberto Fernández, defendió a unión de los tranvías pero no por la Diagonal al considerar que la consulta del 2010 «sigue siendo válida». El presidente del PSC, Jaume Collboni, pese a su apoyo, afirmó que el gobierno «pasará a la historia por poner el tranvía en vía muerta». Collboni recriminó a Colau «el uso partidista» del tranvía con «escenas de mercadeo político indignas». Desde la CUP, María José Lecha insistió en que la conexión tranviaria debería ser de gestión pública «que rompa con el actual modelo basado en el lucro privado».

Multiconsulta

Pero el plato fuerte de la jornada se lo llevó la multiconsulta, que sólo recibió apoyo del equipo de gobierno y ERC. El debate subió de decibelios. La alcaldesa, visiblemente enfadada, reprochó a los grupos que se alineen con Agbar. A su juicio, la multinacional ha invertido millones en abogados para llevar la multiconsulta a los juzgados «con una batería de recursos contra este Ayuntamiento y no contra este gobierno». «Seguiremos planteando la necesidad de preguntar a la ciudadanía, y no tendremos miedo», añadió.

Desde el PDeCat, la votación evidencia el final del mandato del gobierno Colau. «Quieren hacer una multiconsulta con preguntas propias y que pagamos todos la fiesta», espetó el concejal Raimond Blasi. En la misma línea, Ciudadanos reprochó que las preguntas sean del interés del gobierno y señaló que «nunca antes se había pedido la municipalización del agua». El PP lamentó que la consulta se quiera hacer «a toda costa, de forma ideologizada y mal». Por su parte, el PSC, que también votó en contra, consideró que la participación en la multiconsulta sería un fracaso y que se pide con prisas el voto de los grupos porque se acaba el mandato. La CUP, sorprendentemente, votó en contra de la pregunta sobre la municipalización del agua al considerar que las cuestiones sobre derechos fundamentales no deben formar parte de una votación, sino que el gobierno debería estar trabajando en ello.

El publico que asistía al pleno, formado mayoritariamente por miembros de la las plataformas que han impulsado las preguntas para la multiconsulta, manifestó con gritos su desacuerdo e indignación. En su intervención, que cerró el debate, la alcaldesa criticó a la oposición por rechazar que se consulten las dos iniciativas ciudadanas amparadas por miles de firmas. Colau consideró «infinitamente triste» e «incomprensible» que los grupos de la oposición ayer hayan «decidido alinearse con aquellos que atacan al Ayuntamiento porque defiende consultar a la ciudadanía» y les advirtió de que en las próximas elecciones la ciudadanía «dirá quién se equivocaba».

Tras el pleno, comparecieron los miembros de la plataforma Aigüa és Vida, promotores de la pregunta sobre la remunicipalización del agua, lamentaron que se ignoren las más de 26.000 firmas que se recogieron a favor, articipación ciudadana, y, además, que las fuerzas políticas no les dijeran nunca que iban a votar en contra.

Las claves

Votaron en contra de la celebración de la consulta ciudadana sobre la gestión pública del agua - «¿Quiere usted que la gestión del agua en Barcelona sea pública y con participación ciudadana?- los 25 concejales que suman PDeCAT, Cs, PSC, PP y CUP. A favor lo hicieron diez de BComú -faltaba un concejal por motivos de salud-, y los 5 de ERC. El concejal no adscrito se abstuvo.

Sobre la pregunta de cambiar el nombre a la plaza Antonio López por el de Idrissa Diallo, PDeCat, Cs, PSC y PP (21 concejales) votaron en contra. Mientras que a favor votaron los diez de BComú, los cinco de ERC y los tres de CUP. El edil no adscrito también se abstuvo.