El desafío independentista

Puigdemont presionará a ERC con su investidura para recuperar poder

El prófugo quiere protagonismo y volver a ser el referente del independentismo.

Carles Puigdemont, con el apoyo del presidente Torra, pretende eliminar todo signo de oposición dentro del PDeCAT
Carles Puigdemont, con el apoyo del presidente Torra, pretende eliminar todo signo de oposición dentro del PDeCATlarazon

Cumbre independentista en Ginebra oficiada por Carles Puigdemont, Joaquim Torra, Anna Gabriel, entidades soberanistas y Marta Rovira, secretaria general de ERC, con el objetivo de conseguir acuerdos sobre la «unidad de acción» frente a la Diada y la respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo. Los acuerdos alcanzados se desconocen, de momento, y fueron sustituidos por un nuevo choque entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana.

Roger Torrent, presidente del Parlament de Catalunya, recomendaba a Torra un «Gobierno de concentración», con guiños evidentes a los Comunes de Ada Colau y, en menor medida a la CUP. Esta posición de Torrent se suma a la «moción de confianza» que propuso el conseller de Educación, Josep Bargalló, a la que debería someterse Torra, y a un adelanto electoral, puro y duro, que defiende Oriol Junqueras, con el respaldo del vicepresidente catalán, Pere Aragonés, que no quiere seguir gobernando con una nueva prórroga presupuestaria, y de Joan Tardà y Gabriel Rufián.

Joaquim Torra contestó con dureza la propuesta de Torrent, «amagando», según fuentes oficiales, avisando a Torrent de que se preparara para investir a Puigdemont, a lo que el presidente del Parlament se negó en enero de 2018. Esta reacción hace presumir que Puigdemont quiere volver a presionar a ERC para lograr su investidura y volver a situarse en primera línea, haciendo pivotar sobre su persona «el liderazgo del independentismo y la unidad», apuntan fuentes republicanas, que remachan: «La amenaza de Torra es su plan desde hace tiempo. Ahora está nervioso y la ha verbalizado”. Según las fuentes consultadas, la propuesta de Torra «ante condena, investidura de Puigdemont», pretende presionar a ERC, «será una cuestión meramente simbólica, pero si ERC dice que no, Puigdemont podrá culparlos y Torra convocar elecciones».

Se desconoce lo tratado en Ginebra, pero en ERC hay una cierta desazón por la presencia de Marta Rovira en este cónclave porque sus posiciones no siempre son coincidentes con las de la dirección. Una dirección que será renovada en el congreso del 15 de septiembre, con Junqueras y Marta Rovira, repitiendo de presidente y secretaria general, y como hombre fuerte –y candidato si se celebraran elecciones– a Pere Aragonés, que podría ser elegido Coordinador General, y que contaría en su ejecutiva con Joan Tardà, que no repitió en las listas del Congreso, aunque sigue teniendo un papel protagonista en los medios de comunicación y es el más reclamado por las agrupaciones republicanas en el territorio.

Puigdemont, y Torra, con este movimiento también ponen sordina al galimatías en el que se ha convertido su proyecto. Puigdemont, convencido de su liderazgo, quiere eliminar todo signo de oposición en el PDeCAT, mientras estudia si potenciar la Crida o Junts per Catalunya, para unir bajo estas siglas a todo su movimiento y colocando a sus personas de confianza al frente. La primera reacción del PDeCAT ha sido abrir una consulta a las bases, como adelantó LA RAZÓN, preguntando si quieren disolverse en Junts per Catalunya, con el objetivo de que salga un voto negativo auspiciado por los que aspiran a convertir el PDeCAT en «un nuevo PNV», por una parte de la dirección y los cuadros municipales. El 20 de septiembre, doscientos cuadros críticos realizarán en Poblet un acto para definir su posición que no excluye una escisión.

En este clima se está preparando la Diada que, a pesar de apostar por «la unidad», se está demostrando la más dividida. Los republicanos temen que este año el 11-S se convierta en un juicio a ERC, mientras que la ANC está haciendo un gran esfuerzo para mejorar unas cifras de inscripción muy por debajo de las de años anteriores.

Dos dirigentes republicanos, Anna Simó, imputada en el juicio del 1-0, y Josep Huguet, exconseller de Industria, no estarán presentes porque se temen un boicot auspiciado por el «sector antipartidos, que es más un sector anti ERC», en el que se aglutinan la propia ANC, Òmnium Cultural, los CDR y las CUP, que pretender afear lo que califican como «el autonomismo» de los republicanos, a los que acusan de abandonar el objetivo de lograr la independencia y crear una República« bajo el mando » del «nostre president», que no es otro que Carles Puigdemont.