Cáncer
Un robot de última generación opera ya el cáncer de pulmón
El Vall d'Hebron se estrena con esta técnica que permite reducir el dolor y el postoperatorio de 10 a 3 días. El Da Vinci funciona para el médico como un videojuego, es como si entrara dentro del paciente
El Vall d'Hebron se estrena con esta técnica que permite reducir el dolor y el postoperatorio de 10 a 3 días. El Da Vinci funciona para el médico como un videojuego, es como si entrara dentro del paciente.
Corría el año 1986 cuando un equipo de médicos e ingenieros presentaron al primer robot cirujano. No tenía nada que ver con los androides de Blade Runner, muy populares por aquel entonces, calcados a los humanos. Era un brazo anatómico que ayudaba en operaciones que requerían precisión como las de la cabeza. Ese año, Apple lanzaba su Macintosh Plus y Pasqual Maragall quedaría inmortalizado en una fotografía saltando con su gabardina cuando José Antonio Samaranch dijo aquello de «À la ville de Barcelona». Treinta y dos años después, Apple presenta smartphones, Barcelona sueña nostálgica con volver a tener un alcalde que la haga vibrar y los robots quirúrgicos tienen ya cuatro brazos. Siguen sin parecerse a los humanos y tampoco los sustituyen. «Los doctores de carne y hueso son los cerebros de las intervenciones quirúrgicas», asegura el coordinador del bloque quirúrgico del Hospital Vall d'Hebron, Juan Antonio Hueto. Pero con la ayuda de robots de última generación, como el Da Vinci, hacen virguerías.
Por ejemplo, operan un cáncer de pulmón con apenas cuatro incisiones de unos 8 milímetros. Nada que ver con la cirugía tradicional en la que se abre el tórax del paciente con un corte de 15 a 20 centímetros y se le separan las costillas para llegar al pulmón. Al ser una técnica menos invasiva, para el paciente todo son ventajas. «La estancia en el hospital se reduce de diez a tres días, el postoperatorio es menos doloroso y la recuperación más rápida, lo que permite empezar antes la quimioterapia o radioterapia», precisa el doctor Alberto Jáuregui, del servicio de Cirugía Torácica del Vall d'Hebron.
La cirugía del presente
«La cirugía robótica sólo tiene una desventaja: cuesta un dineral», admite el doctor Hueto. «El robot Da Vinci de última generación vale dos millones de euros y tiene una vida de entre siete y ocho años», explica. Eso sí, durante los años que está activo no para. En la pizarra de la salas donde se reúnen los cirujanos torácicos del Vall d'Hebron, los robots Da Vinci I y Da Vinci II tienen intervenciones previstas para todos los días. Hacen cirugía pediátrica, colorrectal, torácica, de urología, ginecología y obesidad. En breve intervendrán en la pared abdominal, páncreas e hígado. Pero antes de dar detalles sobre estas intervenciones, ayer el Vall d'Hebron quería presentar uno de sus últimos hitos: es el primer centro de Cataluña que opera un cáncer de pulmón con un Da Vinci de última generación.
Desde que el equipo de cirugía torácica incorporó a su unidad al robot Da Vinci han intervenido juntos a veinte enfermos de cáncer de pulmón. Antonia Ruíz, 61 años y optimista incorregible, fue la segunda paciente que operaron. Tardó sólo un mes en pasar por quirófano desde que los pneumólogos le vieron una mancha fea en el pulmón. Le sacaron un nódulo. «Sólo estuve ingresada tres días y al día siguiente de la operación ya hacía ejercicios de recuperación», contaba ayer. No sabía que la iba a operar un robot, pero cuando se lo contaron entendió por qué sólo tenía cuatro pequeñas cicatrices. Antonia respondía a las preguntas de los periodistas junto a la doctora que la intervino, Laura Romero, adjunta al servicio de cirugía torácica.
La doctora Romero y el doctor Jáuregui son por ahora los únicos especialistas en cirugía torácica que saben utilizar el robot. Para poder manejarlo han hecho una formación específica de seis meses. Estuvieron en el Hospital Universitario de Pisa, con la doctora Franca Melfi, una de las cirujanas más experta y se formaron en el mismo hospital con animales. El cirujano mueve el robot como si fuera una consola. El Da Vinci consta de cuatro brazos, uno es una cámara de alta definición, el médico mueve dos con las manos y el tercero con los pies, a través de unos pedales. «Elimina los temblores y ganamos en precisión, aunque lo mejor es la visión en 3D, es como si estuviéramos dentro del paciente», dice Romero. Por ahora, se beneficiarán de esta técnica entre un 30 y 50% de los enfermos de cáncer de pulmón operables. Quisieran operar a más, pero por ahora sólo hay dos robots.
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