Comunitat Valenciana

El colecho seguro, los beneficios del apego

Dormir calmo, sin miedo, requiere un aprendizaje y nuestro cerebro no puede «aprender» si no se siente en un entorno seguro. Necesita tener la seguridad de que no hay nada que temer
Dormir calmo, sin miedo, requiere un aprendizaje y nuestro cerebro no puede «aprender» si no se siente en un entorno seguro. Necesita tener la seguridad de que no hay nada que temerlarazon

La lactancia materna ha cambiado los cánones de la maternidad, el colecho, el porteo, en términos generales la cercanía entre madre/padre y bebé.

Muchas mujeres independientes y con cualificación profesional, eligen y desean convertirse en «cuidadoras» a tiempo completo de sus bebés, mientras que otras con menos suerte anhelan el poder hacerlo, pero deben incorporarse al trabajo remunerado. En España no tenemos la suerte, por ejemplo, de las noruegas que disponen de 49 semanas de permiso por maternidad. Sin embargo, lo peor de todo, es que a todas estas madres, por el simple hecho de lactar, más allá de los cánones que la comunidad establece, la sociedad les censura la manera de crianza elegida.

Ningún padre/madre desea que su hijo tenga falta de afecto, por ello desde el primer momento deseamos transmitirles protección y seguridad y que esta se extienda más allá de la infancia prolongándose de por vida. Hoy vamos a hablar del colecho, a pesar de que cada vez son más las familias que lo practican por sus enormes ventajas, pese a los juicios y veredictos de familiares, amigos y sanitarios, que lejos de recomendar un colecho seguro, ejercen presión para que infundadamente desconfíen de sus beneficios.

El colecho, tan habitual desde el comienzo de la historia de la humanidad y que se ha seguido manteniendo en otras culturas, es escasamente practicado en la sociedad occidental. Expertos defensores de compartir la cama con el bebé como Margot Sunderland, Jaak Panksepp, reafirman que el dormir con los padres hace que los niños se conviertan en adultos más sanos y tranquilos. Es más, recomiendan esta práctica para disminuir las posibilidades del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) que tanto atemoriza a las familias.

Cuando se practica el colecho, el bebé coordina la respiración con la de su madre, aprende a dormir tranquilo porque su madre esta tan cerca que oye su corazón, y esto contrariamente a lo que nos han dicho, es una forma de proteger al bebé.

En un país como China el colecho es tan normal, que el SMSL es tan inusual que no tiene ni nombre. No es nada natural, ni tampoco recomendable, que un bebé duerma durante toda la noche sin despertarse, ya que su sueño, que es mucho más ligero que en los adultos, es una garantía de seguridad frente al SMSL, puesto que cuanto más profundo sea el sueño más difícil se hace recobrar la respiración en caso de problemas. Pese a que la causa del SMSL se desconoce, muchos investigadores la relacionan con problemas con la capacidad del bebé para despertar.

Dormir calmo, sin miedo requiere un aprendizaje y nuestro cerebro no puede «aprender» si no se siente en un entorno seguro, necesita tener la seguridad de que nada hay que temer.

¿Qué de malo tiene aumentar su seguridad permaneciendo junto a un ser tan indefenso toda la noche hasta que no nos necesite? Si la mayor parte de las etapas del desarrollo del niño las vivimos con absoluta normalidad, ¿por qué cuándo del sueño se trata no hay fase madurativa que valga?

Cabe pensar que los niños «sufren» una serie de despertares nocturnos que son producto de su inmadurez, y que cuando un día, ya no nos necesiten, se marcharán a su propia habitación con el pensamiento y la confianza de que «estamos» para protegerlos cuando nos necesiten.

Aprendió con la confianza que le hemos transmitido y ha desarrollado un vínculo y un apego seguro. Recordad que seguirá despertándose a menudo, no será hasta los 5-6 años cuando el sueño va a comenzar a parecerse más al del adulto.

Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es