Manuela Carmena
Estudiantes, a barrer
La alcaldesa de Madrid ha avanzado que trabaja en un servicio social de trabajo universitario para que los universitarios ayuden a barrer la capital.
Pocos minutos después de que Manuela Carmena adelantara su propuesta para que los estudiantes universitarios ayuden a barrer las calles de la capital, los móviles de los trabajadores de la limpieza comenzaron a echar humo. Los grupos de WhatsApp que los barrenderos municipales tienen para comunicarse entre ellos se convirtieron en un buen termómetro para testar la indignación que sintieron ante la última «ocurrencia» –así la calificó el socialista Carmona– de la alcaldesa. Y es que este nuevo «globo sonda» del equipo de Ahora Madrid cerró una semana especialmente difícil para los barrenderos. Siguen afectados por el Expediente de Regulación Temporal de Empleo –a pesar de que la alcaldesa anunció el martes su «retirada»– y creen que las soluciones puestas encima de la mesa por parte de la delegada de Medio Ambiente son sólo un parche. «Los trabajadores están en una situación insostenible. Teníamos muchas esperanzas puestas en la alcaldesa y nos está decepcionando. Ahora mismo, al escuchar la propuesta de los universitarios para que limpien las calles, ya hay algunos compañeros que piden su dimisión», reflexionaban Goyo y Sergio, dos delegados de UGT de la zona sur. Al rechazo de los profesionales se sumó el de los partidos políticos en el Pleno de Cibeles, el de los sindicatos y el de las asociaciones de estudiantes.
A pesar del estupor generalizado, no es la primera vez que Carmena propone una medida de este estilo. Tres días después de ser investida alcaldesa, aseguró que vería con buenos ojos que las madres se encargaran de la limpieza de los colegios en los que estudian sus hijos. La polémica que suscitó enterró la idea para siempre y nadie de su equipo ha vuelto a hacer referencia a ella. Tres meses después, la regidora volvió ayer a la carga: quiere que los universitarios cooperen en la limpieza de las calles. «Queremos sensibilizar a la sociedad y, sobre todo, a las personas jóvenes. La ética de la limpieza es un elemento de sostenibilidad, que los demás no tengan que recoger la suciedad que ellos generan», aseguró.
Carmena se mostró partidaria de articular un «servicio social» de trabajo universitario «para que, por ejemplo, durante unos tres meses» los estudiantes barrieran la ciudad. «No está mal que una persona sea barrendero o barrendera ocasional», concluyó. De esta forma, los estudiantes pasarían a ser, continuó la alcaldesa, «gestores de los grandes acontecimientos juveniles y culturales donde la suciedad que se acumula es intolerable».
Pocos minutos después de hacer estas declaraciones, desde el Ayuntamiento matizaban las palabras de su número uno: «Dentro del plan para limpiar Madrid, Carmena ha esbozado esta idea que, como muchas otras, se estudiará y si se ve interesante y factible se presentará desarrollada en este contexto en unas semanas». La líder de Ahora Madrid explicó que en su reciente reunión con el rector de la Universidad Complutense, Carlos Andradas, éste le planteó la necesidad de tomar medidas frente a los botellones que tienen lugar en su campus y tras los que, «normalmente, la basura que se acumula es incalculable». Fue precisamente el rector de esta universidad el único en salir ayer en defensa de lo «esbozado» por Carmena: «A lo mejor que los universitarios fueran conscientes de cómo queda el campus y del trabajo que conlleva recoger los desperdicios es una de esas medidas para concienciar», aseguró Andradas.
Los equipos de voluntarios para limpiar la vía pública fueron una práctica habitual del régimen castrista durante años a través de cuerpos como las Fuerzas de Acción Pueril, las Brigadas Estudiantiles de Trabajo y las Brigadas Universitarias de Trabajo Social. Desaparecieron, sin embargo, en 2011. En ese año, el Gobierno decidió que estos equipos –en los que los estudiantes dedicaban parte de sus vacaciones a labores de limpieza y jardinería– no eran viables en un contexto de reordenamiento económico. Su puesta en marcha demostró, además, que los universitarios aportaban más perjuicio que soluciones, especialmente en la ayuda que prestaban en el terreno agrícola, al desconocer los entresijos de la profesión.
Botella también lo propuso
La antecesora de Carmena en el despacho de la Alcaldía, Ana Botella, también sugirió en la pasada legislatura la posibilidad de que un cuerpo de voluntarios cubriese algunas necesidades en instalaciones municipales como las bibliotecas. Botella habló en 2012 de que los madrileños devolvieran «a la sociedad algo de lo que la sociedad les da». Finalmente, la propuesta no cristalizó porque la legislación –en concreto la Ley 6/1996, del Voluntariado– impide que estas personas pasen a hacer el trabajo de los funcionarios.
Los grupos de la oposición criticaron la propuesta de Carmena. El socialista Antonio Miguel Carmona la calificó de «ocurrencia» y aseguró, en su condición de profesor universitario, que «mis alumnos, tienen que estudiar, no limpiar la ciudad, y los que limpian la ciudad tienen que limpiar la ciudad». La presidente del Partido Popular madrileño, Esperanza Aguirre, lamentó la «obsesión» de Carmena con ideas como ésta. La portavoz de los populares en Cibeles instó a la regidora a que explique «cómo va a conseguir que mejore la limpieza de Madrid», especialmente en el detalle de cómo va a contratar a nuevos barrenderos sin incrementar la factura para las arcas públicas: «No se pueden pagar 500 nuevos salarios sin costes».
Desde la Comunidad de Madrid, el consejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, Jaime González Taboada, instó a Carmena, a «gastar dinero en personal» para limpiar las calles y no pedir que lo hagan los estudiantes universitarios: «No creo que los estudiantes universitarios ni quieran ni deban ponerse a limpiar nuestras calles», apuntó el consejero, tras dejar clara su «perplejidad» con la propuesta de la regidora.
La Federación de Estudiantes Progresistas de España, por su parte, expresó su oposición «tajante» y acusó a la alcaldesa de «imponerles un castigo para solucionar la nefasta gestión de la limpieza» de la capital. «No se está sabiendo dar solución a este conflicto, y ahora plantean una medida que afectará de manera negativa a los jóvenes», aseguró su portavoz.
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