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Medicina natural

Ginkgo Biloba, el árbol de los templos

Detalle de una planta de Ginkgo Biloba
Detalle de una planta de Ginkgo Bilobalarazon

En los Países Bajos al Ginkgo Biloba se le llama también «árbol de los templos». Los chinos lo consideraban sagrado y como tal lo reverenciaban y protegían, aunque es fuerte y se protege con sus propios antioxidantes. El Ginkgo aguanta los fríos del invierno y resiste bien insectos, hongos, parásitos, bacterias y virus. Las propiedades insecticidas del árbol eran ya apreciadas por los chinos, que colocaban hojas de ginkgo en los libros para protegerlos así de la carcoma. En los antiguos herbarios chinos ya se recomendaba la inhalación de vahos de una infusión de hojas de Ginkgo contra innumerables dolencias, como el asma, la bronquitis, la tos, molestias estomacales, afecciones cutáneas, hipertensión, intranquilidad, zumbidos en los oídos, tuberculosis, problemas de vejiga y secreción vaginal. Además de las hojas, en China se empleaban las semillas («bai gou») cocidas para asistir la digestión. También se recomendaban cocidas para atenuar los efectos del alcohol.

En las monografías de la Comisión Europea y de la OMS se describen indicaciones para los extractos estandarizados de hoja de Ginkgo Biloba: afecciones reducibles a síntomas de insuficiencia cerebral como problemas de concentración, pérdidas de memoria, fatiga, tendencia a olvidar, distracción, irritabilidad, ansiedad, intranquilidad, depresividad, trastornos del equilibrio, mareos y dolor de cabeza; afecciones a consecuencia de trastornos circulatorios arteriales periféricos en los estadios II y III de Fontaine. En el estadio I se atribuye un efecto profiláctico; mareos y zumbidos en los oídos de origen vascular o a consecuencia del envejecimiento.

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