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El elogio de la incertidumbre

La historia de Ramón Arroyo, el economista que se enfrentó a un diagnóstico de esclerosis múltiple con una palabra en los labios: NO

Una de las características de los economistas es la constante búsqueda de certezas: las precisan para determinar la fiabilidad de modelos, el resultado de las estadísticas y las consecuencias de las acciones.

Al mismo tiempo, Ramón Arroyo tiene una (entre muchas) peculiaridades: es un economista que aceptó a la incertidumbre en su vida diaria. Casi dos décadas atrás, Ramón Arroyo fue diagnosticado con esclerosis múltiple, una dolencia crónica autoinmune que ataca al sistema nervioso central. Desafortunadamente no tiene una evolución lineal sino que se caracteriza por brotes que no se sabe cuándo ni cómo aparecerán. Ni sus consecuencias en el sistema nervioso. En apenas unos días la forma de vida de Ramón Arroyo giró 180º y pasó de poder planificar el futuro, a vivir en una incertidumbre perenne y que ello no sea malo. ¿Cómo lo consiguió? Sobre esto gira el capítulo de Mejor Conectados de Ramón Arroyo. Esta plataforma de Telefónica pone en relieve las historias increíbles de personajes como Rafa Nadal, Teresa Perales o Ferran Adrià. Y su impacto en la vida de otras personas.

¿Y cuál es el impacto de Ramón Arroyo? Básicamente que siguió una de las máximas del filósofo francés Voltaire cuando dijo: “La duda no es una condición placentera, pero la certeza es absurda”. Perseguir seguridades es lo más lejano a alcanzarlas y negarse a ciertas circunstancias de la vida, no es decirle que NO a vivir. Todo lo contrario. Para Arroyo actualmente somos demasiado políticamente correctos y consideramos que decir “no” es un acto de mala educación. En su entrevista en Mejor Conectados, Arroyo sostiene que “saber filtrar nuestras relaciones y vínculos es otro de los súper-poderes que hay que desarrollar. Hay veces que hay que romper vínculos y otras en las cuales hay que incorporar gente nueva. Pero sobre todo conservar y cuidar a la gente que nos quiere y que está a nuestro lado en todo momento, no solo cuando las cosas van bien”.

Cuando en 2004 le diagnosticaron esclerosis múltiple, Arroyo tuvo que escuchar de boca de sus médicos un pronóstico de una vida gris en la que un año más tarde ya no podría andar 100 metros. ¿Cuál fue la reacción de Arroyo? La respuesta, cuenta él mismo en Mejor Conectados, fue dar otro giro de 180º: si le decían que no podría caminar, él iba a correr. Y a nadar. Y a recorrer 180 kilómetros en bicicleta. Todo en un mismo día. Ramón Arroyo se desafió a sí mismo a llevar a cabo una carrera Ironman, una prueba de resistencia que consta de 3,8 km de natación, 180 km de ciclismo y 42,2 km corriendo. En total más de 225 kilómetros. Si bien Arroyo siempre había practicado deporte de forma esporádica, con el diagnóstico llegaron el desafío y la constancia. El desafío era que no podía anticiparse a los brotes de la esclerosis múltiple, pero si tenía una condición física fuerte, podía recuperarse mejor de los brotes. Y allí llegó la constancia: en 2007 empezó a correr distancias muy cortas que se fueron incrementando hasta llevarlo, en 2013, a completar un Ironman.

El relato de esta gesta no solo aparece en su libro “Rendirse no es una opción”, sino también fue llevada a la gran pantalla en la película “100 metros”, protagonizada por Dani Rovira. Pero hasta aquel momento, Ramón Arroyo no era una persona conocida. Estaba muy lejos, en fama, de otras personajes presentes en Mejor Conectados, como Nacho Azofra, el emprendedor Javier Perea, o el violinista Kamran Omarli, de la Cátedra de Violín Telefónica de la Escuela Música Reina Sofía. Pero estaba muy cerca de la idea detrás de esta plataforma de Telefónica: “cuando conectamos, somos capaces de hacer cosas increíbles”. Aunque no seamos increíbles… o extraordinarios. De hecho Ramón Arroyo se define “como una persona normal a la que le ocurrió algo extraordinario… a pesar de que en mi caso “extraordinario” no fue algo positivo. La gente normal no destaca por ningún talento en particular, el verdadero talento es conocer nuestras debilidades”.

Aquí es cuando toma relevancia el concepto de Mejor Conectados que sostiene la plataforma de Telefónica. No se trata de crear conexiones sin ton ni son, sino lazos de calidad, que nos hagan crecer y pensar en realizar lo imposible. O al menos lo improbable. Para Arroyo es fundamental “conocer nuestras debilidades y hacer un ejercicio de autocrítica y autoanálisis. A través de este ejercicio conocemos verdaderamente a quiénes queremos tener en nuestra vida. Las personas con las que tenemos que conectar no están muy lejos”.

¿Cuál es el camino para estas conexiones de calidad? Aprender a gestionar la incertidumbre y a decir que no, apartando de su vida a personas con las que su vínculo se iba perdiendo para reforzar su relación con aquellas que están ahí para lo bueno y para lo malo. La clave de esta gestión de lo incierto es conectarse con quienes tienen peso en nuestra vida, en ese momento y en esas circunstancias y no con quienes nos pesan… “No es fácil gestionar la incertidumbre – concluye Arroyo –, pero es muy liberador y en el camino de comunicar lo que nos ocurre, les permitimos a los demás tener. Por ello es necesario hablar, conectarse porque lo que no se comunica no existe”.

La enseñanza de Arroyo, presente en Mejor Conectados , no tiene tanto que ver con las conexiones que podamos llegar a establecer con los demás, sino en nuestro papel para crear cada una de esas conexiones. Y también en la capacidad de decir no a aquellas que no nos llevarán más lejos de lo que podemos soñar.

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