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Del aula a la empresa: así es la formación dual universitaria que conecta a los estudiantes con el mercado laboral

La Universidad Autónoma de Madrid (UAM) incorpora la Mención Dual en el Grado en Química, una modalidad formativa que permite a los alumnos realizar parte de su formación en entornos profesionales reales

Estudiante del Grado Dual de Química de la UAM trabajando junto a su tutora de Repsol en una sesión de mentoría en la oficina.
Estudiante del Grado Dual de Química de la UAM trabajando junto a su tutora de RepsolRepsol

A sus 20 años, Paula Martínez todavía se sorprende cuando entra en uno de los laboratorios de Repsol Technology Lab y utiliza equipos que nunca había visto en clase. África González, a unos kilómetros de allí, revisa normativa sobre certificación de combustibles renovables junto a su tutora en la Dirección de Hidrógeno. Ambas alternan informes académicos con tareas reales en la compañía energética y forman parte de la primera promoción del Grado Dual de Química de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el primer dual universitario implantado en la Comunidad de Madrid.

“Desde que nos lo contaron tuve claro que quería hacerlo. Me parecía una oportunidad para aprender un montón y adquirir experiencia real sin haber terminado la carrera”, recuerda África. Paula coincide: “Es una forma de adentrarte en el sector químico y ver cómo funciona el mundo laboral antes de salir de la universidad”.

Se trata de un modelo pionero todavía incipiente en la universidad española, que permite que el alumnado curse parte de sus estudios en un entorno profesional real como parte de su formación académica de grado. Este formato incluye un diseño curricular específico, seguimiento conjunto por parte de empresa y centro académico, y contratos formativos que integren actividades profesionales como parte de la titulación.

El objetivo es claro: lograr que los estudiantes lleguen al mercado laboral con competencias reales, experiencia demostrable y una comprensión profunda del sector. Por eso, cuando Paula supo que la UAM ofrecía por primera vez la posibilidad de cursar el grado de Química en formato dual, no lo dudó. Lo que no imaginaba es que, además de su formación prevista en Campus, sede central de Repsol, podría pasar dos meses completos en Repsol Technology Lab, el centro de I+D de la compañía en Móstoles.

“Acepté sin pensarlo. Era una oportunidad única de ver en la práctica lo que había estudiado durante tres años”, cuenta. Allí trabajó en cromatografía de gases, en polioles reciclados, y en un estudio interlaboratorios junto a los centros de Tarragona, Sines (Portugal) y Puertollano. “Estoy aprendiendo muchísimo más de lo que imaginaba. Cada día descubro equipos, ensayos y metodologías nuevas”, reconoce Paula con una sonrisa. Después de esta etapa, continuará su formación en Campus, la sede central de Repsol, donde trabajará en la Dirección de Optimización de Cadena de Valor junto a su tutora, Carmen Fernández.

Paula Martínez pasó dos meses completos en el centro de I+D de la compañía en Móstoles
Paula Martínez pasó dos meses completos en el centro de I+D de la compañía en MóstolesRepsol

África vive un proceso similar: desde el primer momento supo que quería formar parte de la modalidad dual. “Me parecía una oportunidad enorme para empezar a trabajar en una empresa real incluso antes de terminar la carrera. Sabía que iba a aprender muchísimo más que en las aulas”, reconoce. Ella se forma en sostenibilidad y certificación de combustibles renovables, un ámbito que no había tocado en la carrera. “Estoy encantada porque es una parte que no habíamos visto para nada en clase. De repente estás revisando normativa, analizando documentación técnica y entendiendo procesos que son clave para la transición energética. Me está llamando muchísimo la atención”.

Para ambas, el aprendizaje práctico marca un antes y un después. “En unos meses aquí podemos desarrollar habilidades esenciales y complementarias a las que aprendemos en la universidad”, asegura África. Paula coincide: “Llegas sin entender nada de la dinámica de una empresa, pero te adaptas rápido. Aprendes a gestionar tiempos, a ser responsable, a priorizar. Todo es nuevo, pero todo te suma”.

La modalidad dual también les ha permitido descubrir el sector desde una perspectiva mucho más amplia. “Yo pensaba que Repsol era solo combustibles, y nada que ver… hay proyectos de espumas, polímeros, biocombustibles, energías renovables. Nunca imaginé que existía tanta variedad”, dice Paula. África añade que el entorno laboral es una parte muy valiosa de la experiencia: “Todo el mundo está dispuesto a ayudarte, y eso se agradece muchísimo cuando estás empezando”.

En conjunto, ambas sienten que esta experiencia les está permitiendo entrar en el mercado laboral por la puerta grande. “Es lo más parecido a lo que será mi futuro. Te ayuda a dar ese salto de la universidad a la vida real”, resume África. Paula lo recomienda sin dudar: “Es una oportunidad que no se presenta muchas veces. Te da una base sólida para crecer en el sector y ver de verdad qué te gusta y cómo quieres orientar tu carrera”.

Empresas que abren puertas al talento

África González: “Es lo más parecido que voy a vivir a lo que será mi futuro”
África González: “Es lo más parecido que voy a vivir a lo que será mi futuro”Repsol

Las mentorías profesionales juegan un papel fundamental en los grados duales. María José Gimeno, tutora de África en la dirección de Hidrógeno de Repsol, explica que su labor consiste en planificar actividades que combinen aprendizaje y aportación a la empresa, incrementando progresivamente la autonomía de la estudiante. “Lo primero es la formación: aprender herramientas, procesos, documentación. Vamos identificando tareas que puede asumir según su nivel, incrementando la dificultad. Mi objetivo es que al final sea capaz de trabajar con autonomía y con orientación a resultados”, señala. A su vez, los estudiantes “aportan una mirada fresca y diferente; ellas vienen con otra visión y enriquecen los proyectos”.

Este enfoque encaja con la estrategia global de Repsol en materia de talento. “La Mención Dual es una herramienta estratégica para incorporar perfiles jóvenes con sensibilidad hacia la sostenibilidad, la innovación y la transición energética, competencias críticas en la transformación del sector”, destaca Enrique Fernández Puertas, director de Talento, Cultura y Transformación. A su juicio, la gran aportación de esta modalidad es que contribuye a reducir la brecha entre universidad y empresa: “La formación dual combina teoría y práctica desde el primer día, y eso acelera su curva de aprendizaje. El estudiante llega mucho mejor preparado, y la empresa recibe a profesionales que entienden la dinámica real del sector”.

La universidad que acerca el mercado laboral al estudiante

Para la universidad, ofrecer formación dual supone un reto adicional. Una de cada tres universidades españolas cuenta ya con alguna titulación dual (38%), mientras que cerca de la mitad (el 48%) tiene previsto implementarla. El decano de la Facultad de Ciencias, Manuel Chicharro, explica que esta apuesta responde a una visión estratégica clara: “Identificamos una oportunidad para ofrecer a nuestro estudiantado parte de su formación en estrecho contacto con el mundo profesional. Era una evolución natural para una facultad con un carácter pionero en nuevas modalidades de aprendizaje”, argumenta.

La implantación, reconoce, no ha sido sencilla. “Uno de los principales retos ha sido explicar a las empresas en qué consiste esta modalidad y cómo se diferencia tanto de las prácticas externas como de la FP Dual. La Mención Dual persigue un objetivo más ambicioso: una formación integral en alternancia, donde la empresa asume un papel formativo clave”.

Aun así, la apuesta merece la pena. “Permite a los estudiantes aplicar sus conocimientos en entornos productivos reales y abrir puertas para su futura inserción laboral. Salen con una red de contactos, experiencia acreditada y una comprensión profunda del sector productivo”.

Por todo ello, la formación dual tiene potencial para convertirse en estándar en los próximos años. Para las empresas, permite detectar talento joven alineado con sus retos estratégicos. Para la universidad, acerca la formación a la realidad del mercado. Y para estudiantes como Paula y África, supone una puerta de entrada directa al futuro profesional: “Es una oportunidad que no se presenta muchas veces”, afirma Paula. África lo resume así: “Es lo más parecido que voy a vivir a lo que será mi futuro. Yo lo recomendaría sin duda”.

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