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Desarrollo sostenible

La vida secreta del aceite usado

Además de para freír, el aceite vegetal esconde muchas vidas si nos decidimos a reciclarlo, como producir combustibles renovables o bioplásticos. Hoy cada vez tenemos más opciones para reciclar este aceite: podemos depositar las botellas en su propio contenedor, llevarlas a un punto limpio e incluso entregarlas en una estación de servicio a cambio de un descuento en repostaje

Por cada litro de aceite que se entregue en alguna de las estaciones de servicio de Repsol de Madrid se aplicará un descuento de 30 céntimos en la aplicación Waylet
Por cada litro de aceite que se entregue en alguna de las estaciones de servicio de Repsol de Madrid se aplicará un descuento de 30 céntimos en la aplicación Wayletrepsol

Lo usamos diariamente para condimentar y para cocinar. Los aceites vegetales, sobre todo el de oliva, son uno de los productos básicos de la dieta en cualquier hogar. Cada año, y siguiendo datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), se consumen unas 850.000 toneladas de estos aceites vegetales en España.

Una vez utilizado, el aceite vegetal de nuestra cocina puede tener muchas más vidas si nos decidimos a reciclarlos. En casa y de forma artesanal podemos filtrarlo, separar los posos y fabricar nuestro propio jabón añadiendo agua, sosa cáustica y aceites esenciales, y también podemos utilizar pequeñas cantidades para nutrir nuestros muebles de madera o hacer un exfoliante casero. Lo que quizá no nos resulte tan conocido es que gracias al aceite usado y reciclado se pueden fabricar bioplásticos. Es en lo que trabajan en el Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas). Sus investigadores están transformando diversos residuos urbanos como el aceite o los posos del café en nuevos productos.

Pero el uso con más posibilidades que se le está dando a estos aceites vegetales usados es la fabricación de combustibles renovables, que son cero emisiones netas, y se pueden usar para hacer volar un avión o mover un coche o un camión. En 2021, la compañía aérea Air France-KLM cargó un Airbus A350 con este tipo de combustible fabricado a partir de aceite de freír. El avión realizó un vuelo desde París hasta Montreal en Canadá. Siguiendo con los ejemplos, recientemente el grupo BMW ha realizado una prueba piloto utilizando como materia prima de base aceite de cocina usado para mover una flota de diez camiones.

Para poder convertir el aceite de cocina usado en combustible renovable, lo primero es reciclarlo de forma correcta, lo que hoy resulta cada vez más fácil. Basta con almacenarlo en una botella de plástico, cerrada con un tapón y acercarlo a alguno de los puntos habilitados en nuestra población para su recogida. En Madrid, por ejemplo, el ayuntamiento cuenta con contenedores para recoger el aceite vegetal. Hay hasta 380 ubicaciones de puntos limpios fijos y móviles disponibles para los ciudadanos. Estos puntos de reciclaje se pueden encontrar, además, en centros comerciales, e incluso a la salida de los centros culturales.

Y no son los únicos lugares donde se puede entregar el aceite de cocina usado. También en Madrid, Repsol recoge el aceite de cocina usado en 134 estaciones de servicio repartidas por toda la comunidad autónoma. Sus clientes solo tienen que entregarlo en botellas de plástico de al menos un litro, y por cada litro entregado de aceite se aplicará un descuento de 30 céntimos a través de la aplicación Waylet. La compañía multienergética utilizará este aceite para fabricar biocombustibles avanzados en su nueva planta de Cartagena, la primera de su tipo en España, que estará operativa a finales de año.

Los aceites vegetales reciclados tienen un gran potencial de reutilización en el sector del transporte. Como apunta el Miteco “con los actuales hábitos culinarios y de consumo, se estima que pueden generarse unos 150 millones de litros anuales de aceite vegetal usado”. Para poder darle una segunda vida es fundamental que el aceite se recicle y, sobre todo, no tirarlo por el desagüe, acto que puede atascar nuestras tuberías, generar malos olores y dificultar el proceso de depuración del agua. Se calcula que un solo litro de aceite puede contaminar hasta 1.000 litros de agua.

Es posible que, sabiendo todo esto, ya nadie sea capaz de mirar un plato de patatas fritas caseras sin pensar que el mismo aceite en el que se han frito podrá mover un avión.

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