Ayuso visita REDMADRE para conocer el apoyo que presta a mujeres con embarazos imprevistos

J., S., M., B., S... Todas ellas mujeres, marcadas por un embarazo difícil, rodeado de problemas de toda índole, y que, finalmente, pudieron formar una familia. Y en todos los casos, un denominador común: la mediación de la Fundación Redmadre, entidad sin ánimo de lucro que, desde 2007, ha ofrecido su ayuda a alrededor de 80.000 mujeres embarazadas.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, visitó ayer la sede de Redmadre, donde mantuvo un encuentro con cinco mujeres que están recibiendo asesoramiento y apoyo tras quedar en estado de forma imprevista. Durante la reunión, la presidenta regional pudo conocer el trabajo realizado por la Fundación de la mano de su directora general, Amaya Azcona y la presidente y la vicepresidenta de Redmadre Madrid, Carolina Farrell y Joana Nogueira respectivamente.

Durante su visita, Díaz Ayuso charló con las trabajadoras sociales del centro, así como con un grupo de cinco mujeres que actualmente reciben el apoyo de la asociación. Es el caso de Sandrine, procedente de Camerún y que perdió una pierna debido a una infección. Tras llegar a nuestro país, se casó y tuvo dos hijos, hoy de dos años y dos semanas. La psicóloga del centro le ayudó a salir de casa.

Depresión y maltrato

Ayuso también charló con M., de 41 años, sufrió el abandono de su pareja tras saber que se había quedado embarazada. Al no contar con apoyos familiares, cayó en depresión. La misma enfermedad sufrió J.. De 27 años y nacionalidad italiana, llegó a Madrid procedente de Venezuela.

Por su parte, B., de 29 años, convivió con un marido maltratador, que le llegó a amenazar con dejarla si no abortaba. Actualmente, prosigue con su embarazo. Ya está de seis meses.

Por último, S. tiene dos hijas, la mayor de diez años y que sufre una enfermedad rara. La pequeña ha sido tratada en el Gregorio Marañón, en el Niño Jesús y en el Doce de Octubre. Durante este tiempo, ha pasado por muchas cirugías y solo tiene bien la cabeza y el tronco. Va a un colegio de integración en Moratalaz, el Fontarrón.