
Tabernarios
Tomates a gogó
Destacan tapas clásicas, desde la ensaladilla hasta los torreznos. Hay que apuntar el arroz del gitano, los callos o el rabo de toro muy meloso

La condición de tabernero se adquiere por diversos caminos, como todo lo que es un combinación de azar o necesidad. Fran Puerta es un inquieto emprendedor con raíces en Aranjuez, que después de algunos avatares profesionales y personales, desde su inicial ocupación como decorador, ha acabado recalando en la gastronomía más palpitante. Curtido también en el bar de copas, con el que tanta sociología se aprende, ha plantado una bandera de buena vida y de delicias de la zona, para regocijo de las buenas gentes que zascandilean por la bella ciudad del Tajo.
En El Tomate nos recibe una barra con todo el clasicismo, que prologa la sorpresa de un comedor que parece no acabar nunca. Allí pueden despacharse 200 comida, sin despeinarse, en especial el fin de semana. Se respira una tremenda alegría, tal vez por el propio trasunto del gracejo de Fran.

Piparras y cebolla
El producto estrella es más que evidente, más aún si se combina con un bonito que escabechan en la casa de modo suave, intensas piparras, cebolla y un chorreón de buen aceite.
Este tomate según las estaciones puede proceder de la propia huerta de la casa que el todoterreno padre de Fran se encarga de mimar y cultivar, o de los caladeros más escogidos de Almería, hoy considerada tierra de insólita promisión para los que necesitan una inyección roja y antioxidante todo el año. En esta casa de mucha bulla a la vera de la Plaza de toros bicentenaria de la localidad, también se empata con ventresca o con anchoa. En este destino, hoy considerado infalible para la cada vez más respetada pasarela gastronómica en que se está convirtiendo el Real Sitio, hay una versátil y muy apropiada carta sólida y líquida.
Desde una ensaladilla muy contemporánea, hasta unos beneméritos torreznos, gusten o no a las médicas, destacando las alcachofas a la parrilla de evidente temporada, a las que aquí previamente se confita sobre un lecho de pisto de hacer la boca agua. Más fiesta con precisas croquetas de jamón o carabinero, almejas, un huevo con colas de carabinero, convertido en clásico para la parroquia, calamar de potera, delicias de merluza...en fin, lo que el amplio público busca para darse un pellizquito en el estómago.
En los diversos rincones, donde también se incluyen la taberna de mesa alta y puntapié, hay una sugestiva mezcla de clásicos y tapas. Así, a apuntar en la libreta del vagabundo tabernario el arroz del gitano, los callos de los madriles, el rabo de toro muy meloso, pescados de cierto tronío, y un arsenal carnívoro para momentos del ánimo oscilantes.
Barras y manteles
Cada vez que llega el mayo festivo de Aranjuez, hay peregrinación para ir a El Tomate. Su patio, la terraza, la barra y las mesas, son el escenario ideal para que esa gozosa primavera se extienda todo el año. Fran además cuenta con la complicidad de Luis Fernando Gil como maitre, y un equipo animoso en sala.
Toda la bonhomía del Madrid de las barras y los manteles se recoge en un lugar, en el que ya paran los que andan por la rutas que van y vienen de Andalucía. Lo mejor, pura esencia tabernaria, es la pereza que da volver a casa cuando con una caña, una gamba o un plato de jamón, nos parapetamos aquí de los golpes de la fortuna.
✕
Accede a tu cuenta para comentar