Universidad
Indignación ahora en la EVAU de Madrid por el examen de Matemáticas: “Se han pasado tres pueblos”
“Eran ejercicios muy enrevesados, han entrado cosas inusuales”, comentan los alumnos
Si ayer la indignación se centraba en el examen de Física, principalmente, hoy el enfado ha cundido entre los estudiantes que se han presentado en las universidades madrileñas al examen de Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales por la dificultad que entrañaba la resolución de los problemas y lo “enrevesado” de los ejercicios. La queja generalizada es que les sitúa en desventaja con respecto a los alumnos de otras autonomías donde se supone que las pruebas son más “fáciles” para lograr el acceso a carreras en las que se exigen notas elevadas.
“He estado practicando un montón de ejercicios de exámenes de otros años y éste ha sido el más complicado que he hecho yo desde hace tiempo”, asegura María, una alumna con una media de 9 a la salida de la prueba.
“Ha sido horrible. Los ejercicios a primera vista parecen fáciles pero al hacerlos tienen mucha complejidad y no te da tiempo a terminar el examen, ni de lejos. En Estadística, no eran números enteros y no sabes si el ejercicio lo que estás haciendo está bien o mal. Yo había estudiado e iba a por el 9, porque quiero estudiar el doble grado de ADE y Derecho, y ahora tengo dudas de que pueda acceder”, lamenta Irene nada más salir del examen.
Algunos profesores que acompañaban a los alumnos a la prueba también admitían la dificultad de los ejercicios: “ha sido muy difícil, se han pasado tres pueblos”, comentaba una docente de un instituto madrileño.
Noé, otro de los alumnos que ha realizado el examen, también se quejaba de la elevada dificultad: “Eran ejercicios muy enrevesados, han entrado cosas inusuales”, sentencia.
Todo horas antes de que algunos celebren el fin de los exámenes. Unas celebraciones que sin duda no serán iguales para todos.
¿Cómo se elaboran los exámenes de la EVAU?
La elaboración de los exámenes de la EVAU lleva todo un protocolo con estrictas medidas de seguridad. Hay 24 comisiones que se ocupan de hacer los repertorios de exámenes, cada una de las cuales está compuesta por ocho personas entre las que hay representantes de las universidades madrileñas y de centros de bachillerato públicos. Con las instrucciones en la mano, elaboran ocho exámenes distintos por materia y solo seis entran en un sorteo, pero sus miembros no saben cuáles. De esta manera, las personas que han redactado el examen desconocen exactamente cuál va a tocar.
Para extremar la seguridad y evitar filtraciones, una vez que se han redactado las preguntas de cada examen, no se utilizan métodos telemáticos para enviar los cuestionarios a la Comisión Organizadora de la prueba. Se entregan en mano a la presidenta, que es la que se encarga de hacer el sorteo y es la que elige qué examen se hace en cada convocatoria y la que envía a imprimir los repertorios.
En una sala vigilada de cada universidad, conocidas como “el búnker”, se imprimen más de un millón de páginas y se clasifican y guardan en sobre. «Las últimas personas que ven la prueba son de máxima confianza; nadie entra ni sale del búnker ni puede ver el contenido de los exámenes», añade.
El día de la prueba, a las 7:30 horas, se reparten a cada vicepresidente y vicesecretario del tribunal los exámenes de ese día. Ellos se encargan de llevarlos a los lugares donde van a realizar las pruebas y los reparten entre cada uno de los vocales responsables de aulas. Una vez terminados los exámenes, se reparten entre los correctores de forma anónima, con una etiqueta con código de barras de tal manera que quien lo está leyendo y puntuando no sabe a qué alumno pertenece cada prueba. Solo llevar a cabo los exámenes de acceso a la universidad suponen para universidades como la Complutense un desembolso de más de medio millón de euros.
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