Gastronomía

Nanis, el bar de Madrid que tienes que visitar para descubrir «la Prospe» auténtica

Los callos a la madrileña caseros y ligeros, sin demasiado comino. La mejor chacina, sobrasada, también con pan o como proceda

Nanis lleva abierto de 1993
Nanis lleva abierto de 1993La RazónLa Razón

Este es uno de los rincones desconocidos de Madrid, que acoge una bulliciosa parroquia de un barrio en pleno auge como es el de la «Prospe». Nanis, un histórico tabernero del barrio, arrancó este lugar de encuentro y alimento en el año 1993, después de haber regentado un pub, también dentro de todos los cánones necesarios para recoger a las gentes vengan de donde vengan.

Aún conserva en la actual vinoteca alguno de los vinilos que sonaban entonces, y que acompañaron al propio Serrat y a Benedetti al que visitaba en este, su barrio de siempre desde que vivió exiliado en España. Madrid tiene estos encantos de lugar de aluvión, donde todo el mundo hace realidad aquello que decía Peridis, que cuando uno lleva cinco años en la ciudad ya se puede considerar como madrileño de toda la vida.

Esta es una taberna muy bulliciosa, casi como una obra de teatro coral, con entradas giratorias de salida y puntapié, porque nunca para de haber vida. El alegre local está lleno de recuerdos, fotos, carteles , etiquetas y botellas históricas, en el que uno se siente como en casa de una de esas tías solteras que siempre se alegran de recibir y tienen preparado su mejor plato, su buen bocadillo, embutido, conserva, pastas o cualquier vianda, para acertar con la ocasión o el capricho de uno.

La oferta en este recodo de la Prosperidad, presenta de modo apabullante más de 100 propuestas entre bocaninis, ensaladas, raciones, canapés, y estupendas sugerencias. Esta lujuriosa oferta que no parece agotarse nunca, es una buena muestra del afán de este Luciano «Nanis», para acertar con lo que más pueda apetecerle a cada cliente, según su día o su estilo de vida.

Desde su mostrador, factoría y almacén de destacables productos, que exhibe como tentación o sugerencia para indecisos, dirige un servicio hábil y atento que se sabe la carta de memoria, a pesar de tanta variedad. Cada vez hay menos camareros que tengan la capacidad de tocarte la tecla, y en esta casa se hace de modo certero.

De otra época

Eso sí, aquí los precios, son de la época de Zipi y Zape. Belén, clienta habitual, dice que le sale más caro cocinar en casa. No sé si es cierto, pero desde luego la paz que da que te masajeen en el estómago con una sonrisa, y no pedir una hipoteca en tiempos de luces disparadas es otro atractivo.

Como imprescindibles, a anotar un convincente bonito con tomate, la ensaladilla rusa con piparras, los quesos, y los torreznos. Los callos a la madrileña caseros y ligeros, sin demasiado comino para evitar el disgusto de alguno menos valiente en los sabores. La mejor chacina, sobrasada, también con pan o como proceda. Como epítome de todo, hay buenos postres clásicos, cuajada, tarta de Santiago y flan de café de la Ermita, esa casa cántabra que aquí distribuye a mansalva.

Entre pizarras y barricas

El vino, con más presencia de rioja, es accesible y a buen precio, pero que como en casi todos los barrios, ha cedido espacio a las cervezas. Al menos aquí aún mantiene su protagonismo en las pizarras y las barricas. Aviso importante para los días de fútbol: aquí hay mucha presencia merengue. De la que se entusiasma y caldea el bar. Los colchoneros, tenemos que beber y no perder la sonrisa.

Bonito con tomate en Nanis
Bonito con tomate en NanisLa RazónLa Razón
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Bonito con tomate

En esta taberna bulliciosa y feliz, no podía faltar uno de los platos que han dado sentido a nuestra educación sentimental gastronómica. El bonito con tomate aquí se hace gustoso, mimoso con el producto y de tomate de mojar. Rico, rico.