Opinión
Entre el bramido y el bostezo
En la Comunidad de Madrid recordamos a Lobna, Gema, Cristina, Esther, Irina y Mariya, cinco mujeres y una niña. Pronuncio sus nombres despaciosamente, con solemnidad, dolor y respeto
Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura. La frase de Dickens nos sirve en este momento, no para hablar de la historia de dos ciudades, sino de las políticas de dos gobiernos. Es 25 de noviembre, conmemoramos el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En la Comunidad de Madrid recordamos a Lobna, Gema, Cristina, Esther, Irina y Mariya, cinco mujeres y una niña. Pronuncio sus nombres despaciosamente, con solemnidad, dolor y respeto.
En esta jornada escucharán a todos condenar la violencia de género, faltaría más, pero, mientras lo hacen, unos siguen buscando la forma de eludir responsabilidades por una ley mal redactada y aun así aprobada por un Consejo de Ministros y un Parlamento, una Ley que rebaja la condena penal de violadores y homicidas.
Los actos morales se juzgan por la intención, los actos políticos, lo son por los resultados y en este caso, por mucho que se intenten maquillar y buscar insólitos culpables, los resultados han sido nefastos. En estos años, la sociedad española ha progresado trascendiendo las diferencias ideológicas. Hemos hecho visible la violencia contra la mujer, la hemos incorporado al debate social y son muchas las acciones con las que tratamos de atajar este problema: educando, concienciando, denunciando e interviniendo.
La Comunidad de Madrid fue la primera, en 2005, en elaborar una Ley específica sobre la violencia contra las mujeres y nuestra palabra se ha sustanciado en una amplia red de atención integral a la mujer: 54 puntos municipales del Observatorio Regional de la Violencia de Género, 24 centros residenciales y 5, que serán 7 en 2023, no residenciales para la atención psicosocial, asistencia jurídica, terapia psicológica y todo tipo de ayudas para la recuperación de la víctima de malos tratos.
La mujer víctima de la violencia de género nos contempla hoy entre perpleja y aterrada. Tiene motivos. Estoy convencida de que la reducción de penas no era el objetivo buscado, pero ha sido el único obtenido gracias a esa España que gobierna entre el bramido y el bostezo como única y triste agenda política. Es 25 de noviembre, somos mujeres, vivimos en la Comunidad de Madrid y contamos con un Gobierno que ni se rinde, ni desfallece y que sigue trabajando por una igualdad real, sin brechas de género, sin techos de cristal, sin violencia, para que todas podamos pisar la calle nuevamente, sin miedo y con la firmeza que otorga conocer la diferencia entre lo justo y lo injusto.
Concepción Dancausa Tremiñoes consejera de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid
✕
Accede a tu cuenta para comentar