Navidad

Niños refugiados de Ucrania cantan villancicos en la Puerta del Sol

Los alumnos del coro CEIP Padre Coloma asistían a la Real Casa de Correos

Coro Navideño del Colegio Padre Coloma en la Real Casa de Correos
Coro Navideño del Colegio Padre Coloma en la Real Casa de CorreosDavid JarLa Razon

Una alfombra roja cubre el escenario que la Real Casa de Correos ha preparado para los 35 coros escolares que, hasta el próximo 22 de diciembre, cantarán villancicos en la sede de la Comunidad de Madrid. Los abetos, las flores de pascua y los miles de luces que lo decoran dan un ambiente acogedor al espacio que, poco a poco, se va llenando ante un escenario aún vacío. Sucedía ayer, martes, cuando le tocaba el turno a los alumnos del CEIP Padre Coloma, en el cual, entre su 90% de alumnos procedentes de más de 30 países, se encuentran 11 refugiados de la guerra de Ucrania, cinco de los cuales participan en el coro.

Poco a poco, junto a sus compañeros, van entrando al escenario para entonar desde «Noche de Paz» hasta «Campana sobre campana». Son Ilariona, Viktor, Daria, Kira y Adriana. Ninguno de ellos supera los nueve años, y esta es la primera Navidad que pasan lejos de casa. Han pasado por situaciones terribles, pero la música «lo cambia todo», tal como señala Andrey Morozan, director del coro y traductor de los pequeños. Él también es ucraniano, huido del país cuando Rusia invadió la región del Dombás en 2015.

Echan de menos a sus familias y sus amigos. Daria, en concreto, extraña especialmente a su abuela. Pero se han encontrado entre ellos, en un colegio que les ha acogido y les ha dado un nuevo hogar. «En el Padre Coloma somos como una familia», asegura Andrey. «Echan de menos a sus familiares, y claro que quieren volver a Ucrania, pero aquí en Madrid están felices», añade. «Sobre todo en este colegio», afirma, ya que el hecho de que haya tantos niños que, por unos motivos u otros, hayan salido de sus países, les ayuda a sentirse identificados y acogidos. Y la música, sobre todo, ha sido capaz de crear vínculos importantes entre ellos. «Es un lenguaje que habla directamente al corazón», afirma Andrey, que es músico profesional, «así que les está uniendo a todos». Y, en medio de estas canciones de Navidad, se crea un hueco para la esperanza, y estos pequeños coinciden en un mismo deseo: «que acabe la guerra».