
Sanidad
“Acordes que curan”: cuando la ópera llena de vida los pasillos del Puerta de Hierro
Música en Vena lleva conciertos a pie de cama en hospitales españoles, demuestra que la música también puede sanar y humanizar la atención sanitaria

El pasado jueves, en la segunda planta del Hospital Universitario Puerta de Hierro, el sonido de una voz lírica rompió la rutina. Eran las once y media cuando la mezzosoprano Carla Sampedro empezó a cantar en el pasillo, sin micrófonos ni focos, solo acompañada de un público improvisado. Los pacientes se fueron asomando poco a poco. Las notas de ópera, tan inesperadas en un entorno clínico, llenaron de luz un lugar donde habitualmente se escucha el pitido de las máquinas. El concierto, titulado “Acordes que inspiran”, formaba parte de Música en Vena, una iniciativa que desde hace más de una década lleva música en directo a hospitales y residencias de toda España. Lo que comenzó como un gesto de amor y homenaje se ha convertido en un movimiento de humanización hospitalaria reconocido dentro y fuera del ámbito sanitario.
Entre los asistentes estaba Claudia Sara Rodríguez, una paciente ingresada desde hace trece días por una infección pulmonar. “No sabía que iba a haber un concierto. Escuché cantar en el pasillo y salí como hipnotizada. Me asomé a la puerta, la seguí y ya me enteré de que íbamos a poder disfrutar de un concierto. Fue una sorpresa muy bonita, una despedida por todo lo alto, porque justo era el día que me daban el alta”, recuerda.
No era la primera vez que asistía a uno. Claudia ha pasado por varios ingresos y asegura que cada actuación de Música en Vena ha sido un regalo. “He visto varios conciertos durante mis estancias en el hospital. Siempre son extraordinarios, sea el género que sea. La música en vivo tiene algo que me hace sentir muy contenta, aunque sea música clásica. Me da mucha alegría. No sé si físicamente este concierto ha supuesto algo, pero cuando uno está contento, el cuerpo también lo nota. Me sentí mejor todo el día”.
Mientras cuenta su experiencia, subraya algo que repiten muchos pacientes: que en el hospital, donde la tensión suele ser constante, estos momentos rompen el ritmo. “Durante el concierto todos somos público: pacientes, familiares, médicos… No hay jerarquías. El ambiente se vuelve relajado y bonito. A los voluntarios que vienen a cantar les daría las gracias porque nos hacen la vida más feliz”.
Celedonio Hernández también asistió al concierto. Llevaba dieciocho días acompañando a su mujer, Clara, ingresada tras un doble trasplante de pulmón. “Fue una sorpresa. Veníamos de una prueba y al volver vimos que algo diferente estaba ocurriendo: estaban cantando en el pasillo”, cuenta.
“Nos enteramos de que era un concierto de ópera y nos quedamos a verlo. Las tres intervenciones fueron maravillosas. En estos momentos, vivir algo distinto en medio de la rutina hospitalaria es muy emotivo. El tiempo en el hospital se hace largo, aunque nos traten fenomenal. Todo lo que rompa esa rutina se agradece muchísimo”, explica.
Celedonio recuerda especialmente la reacción de su esposa: “Solo con verle la cara a mi mujer, con esa alegría, ya me sentía lleno. Eso mismo vi en todos los asistentes: caras de felicidad. Ella misma me dijo después que aquello le había aportado endorfinas, que se sentía mejor. Son pequeños momentos, pero que cambian mucho el día”.
En su caso, los meses de espera, las semanas en la UCI, la preocupación y la tensión por lo vivido, hacen que cada detalle cuente. “Ver la atención de los profesionales y luego disfrutar de experiencias como esta nos hace pensar que esto debería existir siempre. Es necesario”.

Una idea nacida del dolor y transformada en esperanza
Detrás de este proyecto está Virginia Castelló, fundadora y presidenta de Música en Vena. “La idea nació en 2012, después de acompañar durante cuatro años a mi cuñada en su cáncer. En aquel tiempo, viví de cerca el dolor que se respira en un hospital y sentí que la música podía transformar ese ambiente”, explica.
Castelló, que ha estado siempre vinculada a la música, comenzó ofreciendo pequeños conciertos como voluntaria en hospitales madrileños. La respuesta fue tan positiva que decidió dar un paso más y crear una asociación. “El oncólogo de mi cuñada me sugirió el nombre: si los tratamientos se dan en vena, la música también podría hacerlo. Y así nació Música en Vena”.
Desde entonces, el proyecto no ha parado de crecer. La asociación ha organizado más de 10.000 microconciertos en hospitales y residencias, con más de 20.000 músicos voluntarios de todos los géneros —del flamenco al jazz, pasando por la música clásica o el pop— y ha beneficiado a más de dos millones de pacientes y familiares. Hoy colaboran con más de 20 hospitales, entre ellos el 12 de Octubre, La Paz, Gregorio Marañón o el propio Puerta de Hierro. También están presentes en residencias de mayores, donde impulsan proyectos como Canta y Recuerda, para personas con Alzheimer o demencia senil, o Fantasía en Vena, pensado para niños ingresados en UCIs pediátricas. “Queremos que la música esté en todos los lugares donde haya sufrimiento. Llevamos incluso ballet clásico a hospitales, y tenemos proyectos nuevos que unen pintura y música. Pero para seguir creciendo necesitamos apoyo institucional y empresarial. Nos piden más de lo que podemos abarcar”, afirma Castelló.
“Curar no es solo cuestión de fármacos”
Para Begoña de Andrés, directora de Enfermería y Coordinadora de Humanización del Hospital Puerta de Hierro, Música en Vena encaja perfectamente en la filosofía del centro. “Cuando un músico entra en una habitación hospitalaria, la atmósfera cambia. Se suaviza el ambiente, se genera calma y bienestar no solo en el paciente, sino también en su familia y en el personal sanitario”, explica
Desde su punto de vista, iniciativas como esta son una herramienta de salud real: “Sabemos, gracias a la evidencia científica, que la música activa circuitos cerebrales relacionados con el placer y la relajación. En pacientes oncológicos, por ejemplo, reduce la ansiedad, el dolor y la fatiga. En urgencias, combinada con la analgesia estándar, disminuye la percepción del dolor. En definitiva, curar no es solo cuestión de fármacos, sino también de emociones”.
La responsable de humanización insiste en que este tipo de programas también benefician al personal sanitario. “La música rompe la rutina, alivia la carga emocional y mejora el ambiente. Hay enfermeras que nos dicen que esos minutos de música son su forma de autocuidado”.
Un hospital que suena distinto
Durante el concierto, algo cambió en la atmósfera del Puerta de Hierro. Donde suele reinar el silencio, sonaron sonrisas y aplausos. Donde suele haber prisa, hubo pausa. La música actuó como una corriente invisible que unió a todos los presentes, borrando por unos minutos las fronteras entre pacientes, familiares y profesionales.
“Esa es la magia de Música en Vena”, dice Virginia Castelló. “La música tiene un poder transformador enorme. Yo lo viví con mis gemelos, que nacieron con apenas 900 gramos y pasaron dos meses en neonatología. Les cantaba nanas en la incubadora y veía cómo reaccionaban, cómo se movían los cables. Ahí comprendí, en carne propia, el poder de la música”.
La música como medicina del alma
Desde su creación, Música en Vena ha demostrado que la cultura puede ser también una forma de cuidado. Que una canción puede aliviar y acompañar. Que detrás de cada bata, de cada mascarilla y de cada máquina hay una persona que necesita sentirse viva. Quizá por eso, cada vez que la música vuelve a sonar en el Puerta de Hierro, no solo se llena un pasillo: se llena de humanidad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar