No falla. Cada elección autonómica que se celebra en la Comunidad de Madrid, basta con mirar los resultados en Colmenarejo para saber qué ha pasado en el resto de municipios. Desde 1999 este pueblo de la sierra repite los porcentajes de voto totales en una proporción casi exacta. Y este 4-M no ha sido una excepción. Los colmenarejanos dictaron el martes el siguiente veredicto: 44,17% al PP, 18,95 a Más Madrid, 14,23% al PSOE, 10,2% a Vox y 6,69 a Podemos.

Es verdad que existe algún otro municipio de los 179 de la comunidad madrileña que se ha acercado mucho a los resultados totales, pero ninguno lleva más de veinte años calcando los números. Es una rareza demoscópica que supera incluso al fenómeno de Ohio, en EE UU, del que coge el sobrenombre porque desde 1864 quien gana allí lo suele hacer en el resto del país. Pero hasta este estado americano se ha demostrado falible como termómetro de la opinión pública. En las últimas elecciones presidenciales, que dieron la victoria al demócrata Biden, fue Trump quien triunfó en Ohio.

LA RAZÓN visitó Colmenarejo hace un par de semanas para conocer qué se esconde detrás de esta bola de cristal. Y encontramos otra peculiaridad que puede explicar en parte este “poltergeist” político. Desde 1999, el número de habitantes se ha mantenido prácticamente inmutable y siempre por debajo de los 10.000. Según nos explicó Silvia Mascaray, directora del Centro Cultural Manuel Entero, la población la integran en una amplia mayoría ciudadanos con estudios superiores, «gente interesada por la cultura y la participación». Cuenta, además, con una proporción de inmigrantes inferior a la de otros municipios vecinos pese a abarcar 52 nacionalidades. Y su desarrollo económico también es inferior al del resto de la comarca de la Sierra de Guadarrama.

Las predicciones realizadas para aquel reportaje por otros vecinos de la localidad también se han demostrado certeras. La concejal de Cultura, Educación y Mayores, Montserrat Palazón, anticipó que «en este pueblo el que va a ganar es el Partido Popular, y Ciudadanos, que fue la segunda fuerza hace dos años, va a desaparecer». Y, como ocurría en el resto de municipios madrileños, «cuando hablas con los dueños de los bares te das cuenta rápidamente de que están con Díaz Ayuso, les guste o no la candidata popular, Te dicen que la van a votar porque, gracias a ella, sus familias pueden seguir comiendo. Eso es lo que le importa al autónomo». Esta representante de «Vecinos por Colmenarejo» afirmaba que «aquí nadie sabíamos que éramos el Ohio madrileño hasta ahora, siempre hemos pasado muy desapercibidos». Montserrat tampoco dudaba del castigo que se iba a llevar Pablo Iglesias «por el capricho de dejar la Vicepresidencia del Gobierno para presentarse como candidato a la Comunidad de Madrid».