Experiencia
Entramos en el hotel de lujo que Hilton ha abierto en la calle Montera de Madrid
El primer Curio Collection by Hilton aterriza en la capital y apuesta por el lugar más céntrico. Gastronomía, coctelería y bienestar, todo en uno
La nueva Milla de Oro se consolida en pleno corazón de Madrid. Junto con otros espacios hoteleros y gastronómicos como el Four Seasons, Ramón Freixa o Chicote, un nuevo Curio by Hilton aterriza en la calle Montera. La ciudad dota de significado a ese kilómetro cero ubicado en Sol para potenciar su centro. El director, Íñigo Sánchez-Crespo avanza a LA RAZÓN la llegada de este proyecto. «Han sido cinco años de muchísimo trabajo y con parones debido a la pandemia, finalmente lo hemos conseguido», confiesa el director recordando el «sold out» de habitaciones el pasado martes de Champions.
El que fue el antiguo Metropol, cuyo edificio es patrimonio protegido, dispone de un total de 93 habitaciones, restaurante, coctelería y azotea panorámica –la número 10, que viene de la mano del Cielo de Chicote–. Y uno de los interioristas más pronunciados del momento, Lázaro Rosa-Violán, ha sido el encargado de llenar de historias las paredes y espacios del hotel. «Esperanza», «Corinto» o «Purísima» son algunos de los nombres de las habitaciones, recordando a la España más auténtica, más cañí. Además, cada uno de los techos trasladan al interior de la ciudad, en la que siempre se vive una experiencia distinta: desde Almodóvar, Alaska, Lola Flores o las meninas, hasta las Ventas o el edificio Telefónica, donde cada rincón se carga de vida.
Íñigo Sánchez-Crespo explica que el objetivo es la mejor experiencia del cliente, puesto que es un lugar pensado para el turista, pero también para los madrileños: «No queríamos perder la esencia de lo que es la montera en sí, sino que buscamos un lujo desenfadado. No olvidarnos de la personalidad más genuina y castiza que caracteriza a Madrid». Y así es que, cuando recorres el hotel, entiendes que todo tiene un porqué: «Abajo comidas para brasas y al Josper; arriba alimentos fríos como ostras, caviar o jamón, ideal para acompañar con un cóctel. También piscina, gimnasio y salas de estar. Que no falte nada», apela el director.
Los espacios, en detalle Sánchez-Crespo reconoce la inspiración en lo artesanal y tradicional de la cultura española, mostrando en el hotel gran variedad de piezas únicas procedentes de anticuarios. Las referencias a esta importante tradición están presentes en todas partes, como en las obras de arte en los pasillos y áreas comunes, los galanes de noche en cada habitación, los tiradores de las puertas, los adornos en los cabeceros de las camas… Y todo ello, sin perder de vista una apuesta por lo local y lo cercano. «Las habitaciones transmiten la calma y sensación de refugio que se agradecen viniendo del bullicio de la Gran Vía. Su diseño evoca a una versión del estilo castellano. Sus juegos de arcos, la banqueta de mimbre, sus tonos neutros, los rotundos marcos de espejos y cuadros, la delicada pasamanería en los cabeceros… todo son guiños modernizados de un antiguo estilo decorativo muy español. El resultado es un interiorismo de estética atemporal y cuya fabricación ha seguido técnicas de tradición local», pronuncia el director.
Otro dato importante a resaltar es que el hotel ha sido concebido desde una perspectiva sostenible, cuidando de los recursos naturales en cada etapa y detalle del proceso de diseño. Cuenta con una impresionante instalación artística del reconocido artista madrileño Miguel Caravaca. «Se trata de un lienzo de 40 metros de altura que cubre los ventanales panorámicos del ascensor principal. La obra se puede apreciar al ascender desde la planta baja hasta el décimo piso y representa personajes y escenas identificadas con Madrid, pintadas en el característico estilo del artista», explica Sánchez-Crespo.
Por otro lado, pese al estilo antiguo, el hotel tiene un distintivo cada vez más común en la actualidad, y es que su recepción no está en la primera planta: «El vestíbulo se encuentra en el noveno piso, donde también está el restaurante La Braserí, con capacidad para 120 comensales. Este restaurante ofrece una cocina madrileña con influencias internacionales y una propuesta desenfadada e informal. Es un lugar cercano, divertido y comprensible para todos, utilizando la comida como un lenguaje universal. En la misma planta, se accede a tres terrazas exteriores con vistas privilegiadas tanto de la Gran Vía como de la Calle de la Montera. La azotea ofrece vistas panorámicas de 360 grados de Madrid y cuenta con una piscina y camas balinesas», señala el director. Y por último, ahora que el calor está cada vez más cerca, no podemos olvidarnos de la coctelería del hotel, El Cielo de Chicote. «Es el resultado de un acuerdo con el Museo Chicote, la primera coctelería de España con historia desde 1931. Los maestros cocteleros despliegan su encanto para presentar una carta fresca y atrevida, con la intención de mostrar la verdad detrás de la expresión ‘De Madrid al Cielo’», concluye Íñigo Sánchez-Crespo.
El director del hotel: «El hotel atrae la autenticidad de Madrid y de la calle Montera»
El director del hotel muestra a LA RAZÓN el nuevo edificio y adelanta todas sus ofertas y comodidades. La estancia más cara, que dispone de una sala de estar, habitación separada y privada, aseo con ducha y bañera, y espectaculares vistas gira en torno a los 800 euros por noche. Son el sexto Hilton de Madrid, y si combinamos la ubicación, la categoría, la marca, los servicios y su oferta, el resultado solo puede ser un sobresaliente. Una apuesta de la que se esperan, como indica su director, «grandes experiencias».
¿Qué significa para usted formar parte del grupo Hilton?
A día de hoy operamos en diferentes marcas internacionales. Por ejemplo, Curio by Hilton es una de las «lifestyle». Hemos querido tirar del hilo de la calle Montera y siendo un hotel de lujo –cinco estrellas–, es más experiencial. Y además queremos traer la autenticidad de Madrid y de la propia calle Montera dentro del hotel, por eso hay guiños con empresas y colaboradores referentes en la ciudad.
Con la incesante oferta hotelera que hay en Madrid, ¿por qué decantarnos por este?
Por su ubicación y capacidad, 93 habitaciones con ocho suites que tienen vistas a Gran Vía y a la famosa gran esquina: ¿quién no conoce el McDonald’s de Gran Vía? Nosotros somos los de encima. Tenemos gimnasio, salones y terrazas con un gran restaurante, o la guinda del pastel que es «El Cielo de Chicote». Lo que nosotros buscábamos era un lujo desenfadado, nuestros clientes también lo confirman, que viven una experiencia local dentro del propio hotel. Una estancia de calidad con una gastronomía muy potente. En La Braserí recordamos las braserías francesas, con toques neoyorquinos, pero sin olvidar la parte más castiza y madrileña.
¿Por qué apostar por la calle Montera?
Estamos en el cruce de Gran Vía y Fuencarral, donde llega ese turista que sube por Sol. Ubicar un hotel aquí es el toque perfecto para que el cliente que busca ubicación y servicio, lo tenga.
¿Un cliente madrileño también tiene cabida en este hotel o es solo para turistas?
Para ambos. Suelen ser clientes que nos eligen por ocio «100% leisure», y vienen tanto nacionales como internacionales. Lo que ofrecemos no solamente está enfocado para la gente de fuera sino también para los locales. Aquellos madrileños o no madrileños, pero que viven en la ciudad pueden también disfrutarlo. Aquí vivimos ese «mix» del cliente que nos visita desde fuera con el propio público local.
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