Urbanismo

Esta es la fábrica de Aranjuez que lleva 50 años "creando" las calles de Madrid

De las instalaciones de Api Fabricación, en Aranjuez, salen anualmente unas mil placas para Madrid capital, el 60% de sustitución por deterioro

Alrededor de 85 personas trabajan en Api Fabricación
Alrededor de 85 personas trabajan en Api FabricaciónJesús G. Feria

El pasado 16 de febrero, los vecinos del barrio de Valdemarín, en Moncloa-Aravaca, daban la bienvenida a una nueva calle: la glorieta de Pepe Domingo Castaño, en homenaje al popular periodista deportivo. Por el momento, es la última novedad en el callejero madrileño. Pero habrá más. Y si bien no sabemos quiénes serán los futuros homenajeados, lo que es seguro es que, todas esas placas, saldrán del mismo punto: las instalaciones de Api Fabricación, en el municipio de Aranjuez.

Así lleva ocurriendo durante el último medio siglo. Como explica Juan Martínez Cruz, director de Api Fabricación, la empresa lleva desde su creación, en 1974, confeccionando las placas no solo de las calles de Madrid; también de las señales de tráfico con las que nos topamos a diario en autovías y autopistas. Así, entre planchas dedicadas a varias calles del Barrio del Pilar, que serán renovadas próximamente, los 85 trabajadores de Api conviven también con enormes láminas circulares, de al menos 130 centímetros de diámetro, destinadas a marcar los límites de velocidad en autopistas y autovías. La vista nos engaña cuando estamos al volante: no nos lo parecen, pero son así de grandes.

La placa más robada

Además de España, la compañía también han trabajado para México, República Dominicana, Brasil... Alrededor de 600 señales diarias salen de sus instalaciones. Solo para la ciudad de Madrid, Api fabrica unas mil placas al año. Hablamos de una ciudad que, exactamente, suma 61.174 en su callejero. Sin embargo, como apunta el delegado de Medio Ambiente, Movilidad y Urbanismo, Borja Carabante, que visitó ayer la fábrica de Aranjuez, de esas mil anuales, 370 son placas nuevas, mientras que 612 son de sustitución por robo, deterioro o vandalismo. De hecho, hay una que ostenta el triste récord de ser la más robada de Madrid: la del paseo de John Lennon, en el distrito de Retiro. La «beatlemanía» no ha muerto, y su placa ha sido sustraída en numerosas ocasiones. Una situación que ha obligado a Cibeles a elevar su ubicación. La gamberrada tiene un coste: cada placa supone un desembolso de cien euros a las arcas municipales, explicó Carabante.

En cuanto a las nuevas, hay que tener en cuenta también las motivadas por la Ley de Memoria Histórica, que debían ser retiradas por connotaciones franquistas, y que provocó un volumen de trabajo en Api con pocos precedentes.

El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, durante su visita a la fábrica de Aranjuez
El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, durante su visita a la fábrica de AranjuezJesús G. Feria

Desde Api Fabricación, explican que el proceso, a grandes rasgos, se ha mantenido inalterable en los últimos años. Es cierto que con cambios técnicos: la protección del acero, el tipo de pintura, o los reflectantes , que no tienen nada que ver con los que se utilizaban en 1974. Con todo, la fabricación sigue constando de cuatro fases. «En la primera, se parte de una plancha de aluminio normal y corriente que se corta a través de una máquina de láser, en función del tamaño del texto; en la segunda, se utiliza una máquina de plegado para que la placa gane volumen y, así, se pueda anclar a los parámetros verticales de los edificios; en la tercera, se aplica la pintura en dos capas, la azul que es la base, y la blanca, en la que se imprime el texto; y en la cuarta, se aplica un “tratamiento antigrafitis”», describe Carlos Díaz, director de Api Movilidad. Sobre este último punto, señala que hay «determinados productos químicos» que permiten borrar la pintura, de tal forma que la chapa es recuperable y el perjuicio económico es menor.

Las placas reciben un barniz especial "antigrafitis"
Las placas reciben un barniz especial "antigrafitis"Jesús G. Feria

Api lleva creando placas para la capital desde hace medio siglo, pero el origen de estas es mucho más antiguo. Hay que irse al 2 de julio de 1834. Entonces, una Real Orden daba pie a la primera numeración de las calles de Madrid de forma que los pares quedaban a la derecha de la calle, y los impares a la izquierda. Así, con Joaquín Vizcaíno, Marqués Viudo de Pontejos, como alcalde, se presentó el Cuadro Alfabético de los nombres de las calles y plazas de la ciudad.

Ya en el siglo XX, los madrileños comenzaron a familiarizarse con las placas de fondo azul y letras blancas, a las que se añadiría el escudo de la ciudad. Recién comenzado el siglo XXI, en el año 2001 se instalaron las placas atendiendo a la Normativa de Elementos Constructivos (NEC), que fue modificada hasta en dos ocasiones: en 2004 y en 2013.

En este último año se fijó el modelo actualmente vigente, el cual debe cumplir una serie de requisitos: deben ubicarse en aquellos lugares que permitan su «visibilidad en el sentido del tráfico rodado», siempre que sea posible al comienzo y final de la vía; la instalación se realizará a una altura no inferior a tres metros, sobre la fachada de los edificios o sus vallados; en plazas y rotondas, se colocarán en las intersecciones de las calles confluyentes en el lateral derecho en el sentido de entrada.... En los casos no contemplados en estas normas, la instalación se realizará a partir del criterio de los técnicos municipales. Y, por supuesto, está el tamaño: entre los 450 y los 1.200 milímetros de ancho, en función de la extensión de la denominación de la vía.