Denuncia
El fake de la cabeza de Franco en la bayoneta del legionario: la Policía vio colgar un trapo negro
Un informe municipal apunta indicios de manipulación, según el testimonio de agentes locales y de la Guardia Civil
Un colectivo de activistas «anticolonialistas y antirracistas» abrió el año con la escenificación de una protesta en la que colocaron, atravesada en la bayoneta del legionario de la estatua inaugurada el 8 de noviembre en Madrid, la cabeza de látex de Francisco Franco obra del artista Eugenio Merino.
Esta acción, denunciada como un montaje por integrantes de la Plataforma Patriótica Millán Astray, cuenta con nuevos testimonios, esta vez oficiales, acerca de lo que ocurrió aquel 1 de enero junto al monumento que inauguró el alcalde, José Luis Martínez-Almeida. Junto al hecho de que uno de los protagonistas de la performance es Fiacha Jorge O’Donnell Pina, «doctor» en fakes, como acredita en su tesis doctoral y apuntó el abogado y veterano legionario Guillermo Rocafort, se suma el testimonio de policías municipales y guardias civiles, según información recabada por el letrado a través del Portal de Transparencia.
El director general de la Policía Municipal de Madrid relata en este informe que, «realizada consulta a la Comisaría Integral del Distrito de Chamberí, informan que sobre las 09:00 horas del día 1 de enero de 2023, un indicativo de este Distrito es requerido por unos ciudadanos en la vía pública, los cuales comunican que en la Estatua del Legionario que hay en la calle Vitrubio se han congregado un grupo de personas con una escalera, y que han colocado en la lanza [sic] de dicha escultura un trapo negro realizando un discurso que están grabando con una cámara».
Según el texto, que rubrica el alto mando policial Pablo Enrique Rodríguez, «trasladados al lugar, a su llegada comprueban que en dicho punto no se encuentra ninguna persona junto al monumento, procediendo a inspeccionar la estatua por si hubiera sufrido algún desperfecto, encontrándosela perfectamente sin ningún daño».
Asimismo relata que, «entrevistados posteriormente con miembros de la Guardia Civil que se encuentran de vigilancia estática en el edificio del Estado Mayor de la Defensa [situado al lado], indican que efectivamente durante unos minutos unas personas han estado en dicho monumento, han subido con una escalera a colgar una tela en la bayoneta de la estatua y han procedido a dar un discurso y grabarse, retirándose del lugar minutos después, dejando la estatua libre de ningún elemento que no le correspondiera».
Rocafort manifiesta su «desagrado» ante la «típica farsa o videomontaje de la izquierda radical que lo único que busca es generar odio y confrontación».
Consultados los detalles de lo sucedido con «expertos en fotografía y vídeo», explica el abogado, «destacan que es una prueba más de la manipulación de las imágenes y del videomontaje, y que con simples aplicaciones informáticas se pueden simular realidades que son en verdad falsas», como documentaba en su tesis O’Donnell Pina. «En cualquier caso», afirma, «lo que se colgó de la bayoneta de la estatua no fue la cabeza de Franco sino un trapo o tela de color negro sobre el cual efectuar el posterior montaje y manipulación, según todo parece indicar».
En la tesis doctoral –«Definición de criterios para una propuesta taxonómica de las artes de “Acción” en Madrid (1998-2018)»–, Fiacha O’Donnell afirma: «El fake es un recurso utilizado en infinidad de contextos, desde el político al artístico, pero en general consiste en manipular documentos con el objetivo de hacer creer una realidad que no existe. Los géneros de ficción convencionales se diferencian de este tipo de montajes debido a una serie de evidencias que señalan que todo forma parte de una construcción irreal. El fake, por el contrario, oculta su trampa y trata de hacer que la mentira sea lo más irreconocible posible, ya que su misión es aparentar verosimilitud. En algunos casos, la realidad supera la ficción provocando que se tambaleen los límites entre una y otra. Las fronteras entre estos peliagudos conceptos cada vez son más difusas en un contexto dominado por la representación digital. No solo la mayor parte de lo que vemos es susceptible de pertenecer a un montaje, sino que la propia idea de realidad se construye desde los convencionalismos culturales más hegemónicos».
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