Partido Popular

Feijóo no renegará de Rajoy para preservar la unidad en el PP

Dirigentes populares creen que no se debe marcar distancias con el expresidente: "Nadie quiere a Montoro, Rajoy es muy querido"

La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, durante una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados, a 15 de julio de 2025, en Madrid (España).15 JULIO 2025;RUEDAS;CONGRESOFernando Sánchez / Europa Press15/07/2025
Ester Muñoz, portavoz parlamentaria del PP, este lunes en el Congreso de los Diputados. Fernando SánchezEuropa Press

Cuando la corrupción empezaba a causar estragos electorales en el PSOE, ha estallado una granada en las filas del Partido Popular que lleva por nombre Cristóbal y se apellida Montoro. Una de las figuras más controvertidas en la derecha durante los últimos años y a quien ahora, dentro de la que fue su formación, nadie quiere defender. En realidad, muchos han visto la ventana abierta para cobrarse su venganza.

La imputación del que fue ministro de Hacienda con José María Aznar y Mariano Rajoy en un juzgado de Tarragona, por crear supuestamente una red de influencias dentro del Gobierno a cambio de pagos de gasistas, rápidamente se ha convertido en munición de la que se sirve la izquierda para tratar de desempatar el marcador.

En el PP, Alberto Núñez Feijóoha dado orden de reaccionar al «caso Montoro» con la misma contundencia, o más si cabe, que a los escándalos que salpican al adversario.

Pero el rol que desempeñó el discutido ministro en el gabinete de Rajoy reaviva el debate sobre su herencia política. Al respecto, distintos barones de la formación consultados por LA RAZÓN, descartan que se deba marginar al que fue presidente del Gobierno por las actuaciones de su ministro.

«Montoro afecta a los dos», reconoce un presidente autonómico, aunque «los hechos» sobre los que la Justicia ha puesto la lupa «son en la época de Rajoy». Su pronóstico es que la investigación «quedará en nada» en lo que al expresidente incumbe. Eso sí, «Montoro es más odiado que antes, que ya es decir». Una aseveración que suscribe un colega suyo: «Nadie quiere a Montoro». Lo contrario que Rajoy, que «es muy querido». Un tercer barón corrobora su popularidad entre el electorado: «Cuando viene a las provincias, se nota. La gente por la calle se lo come».

En definitiva, ninguno de ellos vería con buenos ojos que se margine a Rajoy, a pesar de Montoro. «Con sus errores y sus aciertos, si ha habido un garbanzo negro lo que hay que hacer es condenarlo y que actúe la Justicia, pero el balance de su gobierno es muy positivo».

En la Comunidad de Madrid, añaden: «Pasamos de alimentar este tema y estamos más centrados en toda la corrupción de Sánchez». Dentro de la formación, hay opiniones variopintas, también hay quienes consideran que el «caso Montoro» mancha el legado de Rajoy, al que ven con menos ascendencia sobre Feijóo. «Está más de moda Aznar», dice un destacado diputado nacional.

Cargos del PP piden esperar a que la causa avance

La mayoría de cargos consultados por este periódico coinciden en un punto: hasta que no exista una sentencia firme es mejor guardar la prudencia. Postura que comparte la dirección nacional, que se resiste a extender cualquier tipo de responsabilidad sobre Rajoy. De momento. En el último congreso nacional de la formación, que se celebró hace semanas en Madrid, participó con un discurso. La intención de Génova es seguir contando con él en las grandes citas para preservar la imagen de unidad que tanto tiempo ha costado lograr.

El PP, por tanto, ha decidido perimetrar todo el escándalo de Montoro en Montoro, con el que nadie en las filas de la formación ha mostrado la más mínima piedad, precisamente porque la intención es marcar una distancia sideral con el PSOE.

Feijóo no está dispuesto a que la balanza de la corrupción se equilibre cuando Pedro Sánchez tiene a sus dos últimos secretarios de Organización, a su hermano y a su mujer imputados. «El mensaje es claro: que se investigue hasta el final, con el debido respeto a la Justicia». En Génova buscan el contraste con el PSOE y «la directriz es no escurrir el bulto y que caiga quien tenga que caer».

Desde que trascendió el escándalo la semana pasada, el PP ha tardado días en armar un discurso propio. Al fin, la estrategia pasa por algo más que un desmarque claro. Primero, porque el investigado no es precisamente querido por los actuales gerifaltes; segundo, porque la relación es inexistente; y, tercero, porque el objetivo es eludir la mimesis con los socialistas. De hecho, lel PP persigue justo lo contrario: diferenciarse.

Este fin de semana, en una entrevista con La Voz de Galicia, Feijóo subrayó: «No puede haber dos varas de medir para la corrupción, afecte a quien afecte las sospechas, deben tener el mismo tratamiento. Y si cabe, cuando afecta esa sospecha a alguien que ha militado o milita en tu partido hay que ser más exigente». Unas palabras con las que marca una distancia sideral con Montoro. «Que se investigue hasta el final, no voy a perseguir a los jueces ni voy a perseguir a los medios llamándoles pseudomedios».

Ayer, la portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, trazó la analogía: «Si fuera Patxi López diría que los jueces atacan al PP, que hay lawfare, pero cuando hay casos en los que están involucrados dirigentes del PP, a la izquierda le parece muy bien. A mí también, que se investigue y se llegue hasta el final». La «clave», añadió, es que «la gente vea la diferencia».