La semana

Gaza dispara la tensión y Ayuso refuerza su discurso contra la «ingeniería social» en las aulas

Inauguró ayer el curso universitario con una protesta sindical a medio gas en la que ondearon de nuevo banderas palestinas. La presidenta no se amilanó

Ayuso no permitirá que "la cancelación y el sectarismo" lleguen a las aulas y pide no usarlas para "guerras ideológicas"
Ayuso, ayer, a su llegada a la Universidad de Alcalá de HenaresEuropa Press

La semana de inauguración del curso universitario, el delegado de Moncloa en Madrid autoriza una protesta en Alcalá de Henares. Justo el día en que Isabel Díaz Ayuso visita la Universidad, la concentración para reclamar más recursos fue amplificada por los portadores de banderas palestinas.

El conflicto ha marcado la agenda política en el inicio de curso en la Asamblea. Madrid ha vivido una de sus semanas más agitadas, con Gaza como telón de fondo de protestas, acusaciones y divisiones políticas. La tensión se desbordó con las palabras del delegado del Gobierno, Francisco Martín, que acusó a la presidenta autonómica de «manosear la violencia» en plena escalada de manifestaciones.

Los acontecimientos violentos en la final de La Vuelta en Madrid han acaparado gran parte del debate. Lo que debía ser una fiesta deportiva se convirtió en escenario de protestas y violencia en algunos casos. Los grupos de izquierda aprovecharon la cita para exhibir pancartas y las consignas en apoyo a Palestina han retumbado toda la semana en la política regional.

Las reacciones han marcado la primera sesión de control del Gobierno en la Cámara madrileña tras el verano. La tensión desatada culminó con la exhibición de la bandera palestina en los escaños de la izquierda. La oposición quiso aprovechar la cadena de acusaciones anterior al debate para marcar posiciones. Mar Espinar, la portavoz socialista, apostó más fuerte al exhibir la bandera palestina en su escaño. El episodio logró mantener la atención a su discurso, centrado más en las críticas a Ayuso que en la defensa palestina. También la representante de Más Madrid, Manuela Bergerot, utilizó La Vuelta para retratar a Ayuso como aliada de Netanyahu.

Ambas formaciones aprovecharon el escenario entre Gaza y la islamización para exhibir sus discursos en la Asamblea madrileña, traicionando así su relato de una Comunidad «desconectada de la realidad social» y centrada en debates que, dicen, poco tienen que ver con los problemas cotidianos de los ciudadanos.

La presidenta ha sido el blanco de todas las críticas, no sólo desde la izquierda, sino también desde Vox. La formación de Abascal le reclamó que vete el velo en centros escolares y edificios de la Comunidad y ella se negó. Hasta quiso ridiculizar al grupo parlamentario por sus propuestas, generalmente centradas en los menores no acompañados que llegan a España.

La iniciativa de Vox viene precedida del éxito que le otorgan las últimas encuestas tras su apuesta por endurecer aún más su discurso contra la inmigración ilegal. La propia Ayuso ha dado una vuelta de tuerca en sus planteamientos después de los sondeos.

Ayer fue recibida con protestas por infrafinanciación de la Universidad convocadas por UGT. Unas 200 personas aprovecharon para lanzar consignas contra Israel y apoyar al pueblo de Palestina y sus ciudadanos. Frente a estos, varias decenas de personas lanzaron gritos de apoyo a la presidenta y contra Pedro Sánchez.

El intento de acorralamiento a la líder madrileña resultó un fracaso de Moncloa, según reconocen en el PP madrileño. Por el contrario, sacan pecho de que Ayuso recibió el apoyo de ciudadanos que le mostraron su admiración a las puertas de la universidad cisneriana. Durante su intervención, la presidenta fue rotunda: no permitirá que «el sectarismo» llegue a las aulas, tampoco la «ingeniería social» y pide no utilizarlas «para guerras ideológicas».

El incidente se produjo horas después de que el delegado del Gobierno la acusara de «manosear la violencia» con sus declaraciones sobre la seguridad y la gestión de las protestas. Sus palabras encendieron aún más el debate esta semana, una de las más tensas en la política madrileña.

La presidenta regional le señaló como responsable de «abandonar a las Fuerzas de seguridad» en los incidentes violentos ocurridos en La Vuelta. Su mensaje apuntó directamente a la gestión de las manifestaciones, insistiendo en que el Ejecutivo de Pedro Sánchez utiliza la calle como arma política.

También el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha criticado al presidente del Gobierno como el autor de la polarización, una mera estrategia para mantenerse en el poder, según Almeida, que ha advertido de que «lo peor de Sánchez está por llegar».

La confrontación ha tenido una protagonista: Isabel Díaz Ayuso. El delegado de Moncloa en Madrid, la izquierda, Vox y algunos ministros de Sánchez han utilizado Gaza como catalizador de tensiones. La presidenta así lo ha reconocido: «Se está intentando importar a Madrid un conflicto internacional para desgastar a este gobierno».

El clima de división se ha completado con las declaraciones de los empresarios madrileños, que también criticaron la propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez con Junts para que las empresas atiendan en catalán. Las críticas a la propuesta pasaron desapercibidas cuando las organizaciones empresariales de la región advirtieron de que la tensión política permanente está lastrando la imagen de Madrid como capital de negocios. En lenguaje de Ayuso: «Madrid sorprende al mundo, pero ustedes –dirigiéndose a la izquierda– se seguirán hundiendo. Son unos tristes».