Gastronomía
Jekes, kebabs de siempre, pero diferentes
La filosofía del concepto es dignificar el bocado tradicional turco con carnes y vegetales de la más alta calidad
Nos hemos propuesto sentarnos a la mesa de lugares con alma ideados por emprendedores gastronómicos que suman en Madrid como capital gastronómica que es. De ahí que hoy dediquemos estas líneas a un espacio de reciente apertura en el que saborear un riquísimo y auténtico kebab. Nos referimos a Jekes Kebabs, dirigido por un grupo de amigos, liderado por Ignacio Jarava. Jóvenes madrileños amantes del kebab que, día tras día, alucinaban con que nadie diese un golpe en la mesa: «El mito del kebab, cuanto más guarro, mejor tiene una única lectura, que es: no conocías otra cosa», dice Carlos Esteve, uno de los socios del concepto. ¿Lo mejor?
En cada bocado se percibe el mimo otorgado a cada ingrediente, porque al frente hay un equipo de profesionales obsesionado por garantizar la calidad de lo que el comensal se lleva a la boca con el objetivo de que salga por la puerta feliz tras haber disfrutado de un bocado rico y equilibrado, de ahí que cuenten con un cocinero al frente de los fogones: «Para nosotros la clave reside en dos patas. Por un lado, en la materia prima, ya que cada día montamos cada rollo de carne fresca filete por filete para después marinarlos. Además, los vegetales son fresquísimos y se cortan a cuchillo casi en el momento de elaborar el kebab», nos explican mientras esperamos el nuestro. Es un proceso de elaboración que no se acostumbra a llevar a cabo en los establecimientos de este tipo de comida callejera a los que hasta ahora habíamos acudido en alguna ocasión, siempre presididos por una pieza gigantesca de carne congelada. Hemos de reconocer que desde que hemos conocido Jekes Kebabs vamos a anular esa imagen de nuestra mente.
Sin inventos ni chorrada
Los propietarios persiguen un objetivo muy claro: cambiar las reglas del juego del kebab en España. Mientras vuela de nuestras manos el de pollo y pensamos si pedir un segundo, nos cuentan que la idea de inaugurar el local se cocinó a fuego lento tras unos viajes a Estambul y a Berlín, cuna del kebab occidental, además de en largas sobremesas regadas de Raki. Lo tenían claro, querían dignificar el kebab sin inventos ni chorradas. Y lo han conseguido, ya que, a pesar de ser un local de reciente apertura, al final del día no queda ni rastro de los quince kilos de ternera y de pollo, que entran cada mañana por la puerta de un establecimiento impoluto de decoración atractiva, situado en el 39 de la calle Edgar Neville. En definitiva, insisten en que un kebab es un kebab, por supuesto, y no han querido innovar en la receta tradicional. No han querido inventar nada. Es decir, «la idea es que a quien le apasione el kebab guarro le entusiasme el de Jekes y sepa valorar que lo que tiene entre manos es diferencial, porque está preparado con las mismas materias primas con las que trabaja un cocinero en un gran restaurante». Tanto es así, que hay quienes almuerzan uno de ternera y cenan el de pollo. O el mixto, según su capricho del momento.
Otra noticia suculenta es que en un mes y medio abren otra sucursal en Atocha: «Buscamos zonas concurridas, pero no sólo por gente joven, ya que un buen kebab le gusta a todo el mundo. La idea es abrir locales barrio por barrio para conquistar Madrid. Es muy probable que en mayo tengamos listo un tercero para luego ir asentando la marca en distintos puntos de nuestro país. Nuestro deseo es hacer evolucionar una marca cercana, de barrio, que habla de tú a tú, con un largo recorrido. No somos nada pretenciosos».
Lo cierto es que en Jekes Kebabs cada detalle está más que cuidado y a pesar de que tienen en mente contar con un «delivery», aún tendremos que esperar, ya que el protagonista es el manjar que viaja y es impensable que llegue a su destino frío, porque, repetimos, la clave del éxito es la calidad de cada producto: «El comensal madrileño es muy exigente y nos queremos posicionar en el sector».
De pollo, ternera, mixto o falafel
Aquí se viene a disfrutar de un kebab, que por tres euros más lo puedes pedir más grande. Además de las propuestas con las carnes, el comensal vegetariano puede optar por completarlo con falafel. Como extras, patatas, queso feta y hummus. De postre, durum de nutella.
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