Opinión
Los malos a la cárcel
La Ertzaintza ha contado que el 64% de sus detenidos son extranjeros y el 67% de los arrestados por robo con violencia son marroquíes
En una de mis últimas salidas de España he visto un cartel en dos establecimientos públicos que me han llamado la atención. Los dos decían: «En este local está prohibida todo tipo de discriminación» y recordaban la ordenanza municipal que regulaba esta norma. En Lima y Cuzco (Perú) estos carteles estaban situados en un bar y una iglesia. Me extraña el segundo, porque la Iglesia está, por principios, contra la discriminación, pero me gustó que lo recordaran.
En tiempos pasados, en algunos centros educativos católicos (no donde yo estudié, por supuesto) había puertas para los niños/as «pudientes» y otra para los «pobres».
En Asturias vi en un ayuntamiento que a los discapacitados los mandaban entrar «por la puerta de atrás» donde imagino que habrían puesto una rampa. Espero que no fuera un concejal al que se le ocurrió lo de la «puerta de atrás».
La Ertzaintza ha contado que el 64% de sus detenidos son extranjeros y el 67% de los arrestados por robo con violencia son marroquíes.
Los periódicos desterraron eso de «detenido un gitano por robar melones». Ahora las instituciones, y algunos partidos, patrocinan la discriminación institucional, pero no hacen nada para evitar la llegada de personas sin formación, ni los forman cuando llegan. Los aparcan, y claro, roban.
Hay que aplicar leyes más duras contra los delincuentes y que no entren por una puerta y salgan por otra como han legislado nuestros diputados de derechas e izquierdas por el «buenismo» imperante desde hace años. Y no me importa que el que robe, mate o cometa un delito haya nacido en la calle Serrano o en Marruecos.
El malo a la cárcel sin importar su origen ni condición por el bien de todos.