Ríos Rosas
Una mina de carbón en Chamberí
Hablamos de una particular “mina” que alcanza los 25 metros de profundidad y los 50 de longitud, ya que la galería no pudo hacerse más larga y profunda pues se acercaba a los túneles de la línea 1 del Metro de Madrid
El carbón no está de moda. Bueno, ni el carbón ni el resto de los combustibles fósiles, por más que ahora, merced a la guerra en Ucrania y a los chantajes energéticos de Rusia, la discusión sostenible y ecologista esté aparcada.
Las fuentes de energía “eco” se abren paso pese a que, hasta hace bien poco, recursos como el carbón eran clave en la riqueza de un país y en su funcionamiento. Polonia, hoy en día, es de las pocas naciones de la Unión Europea que reivindican esta antigua fuente de calor.
Nuestro país también fue, durante siglos, extractor de carbón, en Asturias, León y Aragón, entre otras regiones. Una actividad que sufrió con dureza la reconversión industrial y se ha quedado en los anecdótico. Sin embargo, no siempre fue así. No hace demasiados años, los estudios de minas, centrados en la extracción del carbón, eran prestigiados y prestigiosos. De ahí la existencia de una de esas “rarezas” que es posible toparse en Madrid.
Hablamos de una mina, ubicada en pleno barrio de Chamberí, más concretamente en el interior de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas, justo en la calle de Ríos Rosas número 21. Fue construida por orden de Marcelo Jorissen entre 1963 y 1967 para que los estudiantes de la Escuela de Ingeniería de Caminos y Minas pudiesen formarse y hacer prácticas dentro de ella, reproduciendo un yacimiento de carbón de 15 metros de profundidad que supone una réplica de las de Asturias y Ponferrada.
Este enigmático lugar puede visitarse, y el acceso se puede complementar con talleres familiares así como con una visita al Museo Histórico Minero.
Bajar los 75 escalones hasta el fondo para recorrer la galería de 50 metros de largo repleta de raíles, vagonetas o taladros hidráulicos y pasar un domingo divertido en familia cuesta 3 euros por persona; mientras que la visita al Museo Histórico Minero y su mercadillo de venta de minerales es completamente gratuita.
Una mina, como decíamos, levantada en los años 60 del pasado siglo, pero que está impregnada de la antigua historia de la escuela que la alberga, pues las enseñanzas de la Ingeniería de Minas se implantan en España por Real Orden de 14 de julio de 1777, reinando Carlos III, diez años después de la primera Academia de Minas, de Freiberg (Sajonia). Con la concurrencia de valiosos especialistas nacionales y extranjeros, al poco, se creó también la Academia de Minas en Almadén.
La mina que nos ocupa se trata de una imitación de lo más verosímil de una mina real, incluso se introdujeron elementos procedentes de verdaderos yacimientos como pueden ser los vagones o el castillete que se puede apreciar desde el exterior. También se cuidó detalles como la humedad o la iluminación para que se pareciera lo máximo posible a una mina de verdad. Lo único de lo que carece es de un verdadero yacimiento, ya que en el suelo del barrio de Chamberí no hay minerales de interés.
Una mina, en definitiva, que alcanza los 25 metros de profundidad y los 50 de longitud. La galería no pudo hacerse más larga y profunda pues ya se acercaba a los túneles de la línea 1 del Metro de Madrid.
Una mina que es más una reliquia en la ciudad de ese tiempo pasado de la minería, pues, según explican desde la propia Escuela de Minas, «los años de oro como centro de prácticas para nuestros estudiantes llegaron a su fin. La tecnología y las técnicas de minería han avanzado mucho, tanto es así, que las medidas de seguridad de la mina experimental se han quedado obsoletas y ya no representan las condiciones que los alumnos se encontrarían en una mina real». Actualmente la mina de Ríos Rosas se utiliza únicamente como museo de las ahora denostadas energías fósiles.
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