Tabernarios

Reabre el Tablao de la Villa, lo probamos y este es el resultado

Gonzalo Mendoza y Lorena Arigita quieren mantener una “taberna flamenca castiza”

El empresario Gonzalo Mendoza en el Tablao de la Villa
El empresario Gonzalo Mendoza en el Tablao de la VillaAlberto R. RoldánLa Razón

El día que nos enteramos del cierre del emblemático Café de Chinitas, fue trágico. Los madrileños que amamos el flamenco lo lamentamos, de ahí que hoy dediquemos estas líneas al Tablao de la Villa y agradezcamos a quienes han reabierto, con un lavado de cara, un espacio de cálida luz y una amplificación de sonido, para mantener la tradición del arte jondo, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2010. Como apasionados del flamenco que son, Gonzalo Mendoza y Lorena Arigita tienen la intención de mantener en el tiempo «una taberna flamenca castiza» en la que se respire un respeto por la tradición y la esencia de un flamenco puro y verdadero. Y, si fue el público y sus artistas quienes hicieron grande al mítico Café de Chinitas, desean que ocurra lo mismo en este tablao con sólo dos semanas de andadura. La programación cambia cada pocos días y tengan en cuenta que abren los miércoles en horario de cenas, así que reserven para ver sobre el escenario a Carmen «La Talegona» y a José Serrano, mientras que en el cante estará Roberto Lorente y a la guitarra, José Romero y Carlos Orgaz.

Entre tapas y jereces

Disfrútenlo tanto como las recetas de Alejandro Manuel Jaén, propuesta que probamos tras el espectáculo (47,90 euros). Es posible disfrutar de uno de los menús -Tomillo (46,90 euros); Romero (59,90); Yerbabuena, (69,90) y el vegetariano, 41,90- o escoger algunas de tapas de la carta. Como ejemplos, unas muy buenas anchoas de Santoña, queso curado manchego Flores del Guadiana, la ensaladilla con ventresca de bonito y piparras y la alcachofa confitada con salsa romesco. Nosotros comenzamos con esas raciones tan nuestras, que tanto gustan a capitalinos y foráneos, aunque cierto es que el local quiere llenarse de madrileños.

Para abrir boca, la ocasión demanda armonizar una imprescindible y maravillosa ración de jamón ibérico, de Los Pedroches, con una manzanilla, de Bodegas Barón, de la D.O Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda. Antecedió a las croquetas de jamón, tan crujientes por fuera como cremosas por dentro y de intenso sabor y a los pimientos del piquillo rellenos de bacalao, que resultó ser otro bocado acertado. Como plato fuerte llegó el meloso ibérico al Pedro Ximénez con puré de patata trufado, que pide ser saboreado junto al amontillado Xixarito, un palomino fino, de la D.O Jerez-Xérèz-Sherry. La torrija con helado de café, como postre, culminó una noche redonda.