Los lunes al sol
Por qué Rajoy es la IA y Juan Lobato se presenta ante Perry y Blas
El humor y la espontaneidad son dos bazas en el marketing político para favorecer la cercanía con el electorado
«Soy Juan Lobato, tengo tres hijos, soy el marido de Susana, quiero ser presidente de la Comunidad de Madrid y me voy a dejar la piel y a dar la cara por Madrid». Con esta presentación, el candidato socialista a la Comunidad dejó atónitos a los diputados de la Asamblea en el último pleno de legislatura. Y no sólo por ser otro que se va a dejar la piel, también por su arranque en los pocos lugares donde le conocen.
No sabemos si el socialista acabará más despellejado que sus compañeros de la bancada de la izquierda, que también han prometido pelarse por los madrileños, pero se ha empeñado en que al menos le distinga Perry. Y es que fuera de la Cámara a Lobato no le conoce ni Blas. Consciente de ello, ha tirado de ironía para hacer de su desconocimiento una fortaleza. Ayuso rompía con Vox, iniciando así la contienda electoral, y Lobato aprovechó el último cartucho que le ofrecía un pleno con repercusión mediática para lanzar su eslogan.
El candidato ha difundido un vídeo en sus redes sociales en el que reconoce que ni Blas, ni Perry, ni el Tato le ponen cara. Apoyado por su mujer y los vecinos de Soto del Real, donde fue alcalde, el ex edil se ríe de si mismo para llamar la atención y empatizar con la inmensa mayoría que desconoce su existencia política.
No es la primera vez que tira de humor para conseguir un plano. El pasado día 21, el Palacio de la Prensa, donde se encuentra la sede de los socialistas madrileños, lució un cartel en el que se podía leer: «No es lobezno, es lobato», aludiendo al apodo con el que se refiere a él Federico Jiménez Losantos.
El humor y la espontaneidad son dos bazas en el marketing político para favorecer la cercanía con el electorado. El ex presidente Mariano Rajoy no podría decirse que la explotara demasiado pero los lapsus y su «galleguismo» le convirtieron en uno de los políticos más auténticos. Es imposible preparar frases como «España es una gran nación y los españoles muy españoles y mucho españoles»; «Por las carreteras tienen que salir coches y de los aeropuertos tienen que salir aviones» o el mítico lío verbal: «Es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde». Rajoy era la Inteligencia Artificial (IA) y él no lo sabía.
La candidata de Más Madrid al Ayuntamiento, Rita Maestre, fue la primera en tirar de ironía en precampaña. «Lo va a hacer Rita» le sirvió para avanzar en su conocimiento. La originalidad del mensaje la promocionó por medios y redes sociales, que alabaron el lema por la frescura, el humor y la carga que representa en la contienda con el alcalde, José Luis Martínez-Almeida. El juego de palabras entre su nombre y el dicho popular que se utiliza cuando no queremos hacer algo le pone en bandeja la exhibición de promesas electorales. «207 kilómetros de bus de alta velocidad». «Lo va a hacer Rita»; «Una escuela pública infantil en cada barrio. Lo va a hacer Rita».
Lejos de ello, la candidata del PSOE a Cibeles, Reyes Maroto, ha elegido la presentación «Reyes de Madrid». No se han devanado mucho los sesos en Ferraz con el lema. Deben pensar que su cargo de ministra de Industria ya la hace más que conocida. A este paso, los madrileños se la van a encontrar por la ciudad y pensar que es la ministra de los carteles. Maroto aparece rodeada de «madrileños reales», como han explicado en su equipo de campaña. Todo muy real para intentar destronar a Almeida. Éste ha apostado por la sobriedad. Mientras su equipo le promociona lanzando balonazos al público, bailando o haciendo un triple salto mortal, la campaña se ha inaugurado con un Almeida formalito. En el PP han cambiado momentazos por «Momento Madrid», un lema más aburrido que se abre a otros como «Madrid de todos, con todos» o «De Madrid al cielo». Dependiendo de los logros a mostrar, el eslogan se adapta a las circunstancias.
La diversidad de frases no ayuda a centrar el mensaje, si bien Almeida es más que conocido y su figura está por encima de la demostración de gestión y marca popular, apenas presente en las fotografías. Aunque afortunadamente no se lo hemos escuchado, él también se va a dejar la piel, incluso en los campos de fútbol que inaugura.
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