Sucesos
Tragedia en Ópera: un edificio de 1965 que se iba a convertir en hotel de cuatro estrellas
Propiedad de un fondo de inversión árabe, contaba con 6.700 metros cuadrados de superficie
El número 4 de la calle de las Hileras, a escasos metros de la plaza de Ópera, se encontraba en plena transformación. El edificio, levantado en 1965 y con más de 6.700 metros cuadrados de superficie, estaba siendo rehabilitado para convertirse en un hotel de cuatro estrellas. La intervención, desarrollada por la empresa Rehbilita por encargo de la socimi RSR Singular Assets Europe, consistía en una rehabilitación integral y consolidación estructural del inmueble, así como en la reestructuración de los garajes y la adecuación de acabados interiores para su nuevo uso hotelero.
Según la información publicada por Rehbilita en su portal técnico, el proyecto incluía trabajos de refuerzo estructural en forjados y pilares, la actualización de instalaciones y la redistribución de plantas para compatibilizar espacios de oficinas y habitaciones, además de la adecuación del aparcamiento subterráneo. La intervención formaba parte de un plan de revalorización patrimonial impulsado por el family office saudí Rashid Saad Al Rashid & Sons, propietario de la socimi promotora.
Este tipo de actuaciones se han multiplicado en el centro de Madrid durante los últimos años, especialmente en el eje Sol-Ópera-Mayor, donde muchos edificios de oficinas o viviendas antiguas se están transformando en hoteles y apartamentos turísticos. La alta demanda de alojamiento y el valor del suelo en la almendra central han impulsado una auténtica fiebre rehabilitadora.
Sin embargo, los expertos alertan de que estas operaciones requieren un seguimiento técnico exhaustivo, ya que gran parte de los inmuebles datan de mediados del siglo XX y presentan estructuras con limitaciones respecto a las cargas actuales y los nuevos usos comerciales.
Consultado por este diario, el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Sigfrido Herráez, subraya que «no debemos elaborar hipótesis hasta que concluya la investigación», pero advierte de que «en toda obra, las causas de los accidentes suelen responder a errores humanos o decisiones fuera del ámbito técnico». «El trabajo del arquitecto es una garantía de seguridad», señala Herráez. «A veces hay operarios que creen que un pilar no es fundamental y trabajan sobre él sin conocimiento técnico. Ese tipo de actuaciones son las que provocan los siniestros». El decano recalca que la presencia de un arquitecto y un proyecto visado no solo garantiza la legalidad de los trabajos, sino que «protege vidas».
Para Herráez, los problemas suelen aparecer «cuando alguien no es responsable con lo que sabe y con lo que debe controlar». En su opinión, el riesgo se incrementa en obras menores o reformas parciales, donde «la falta de supervisión técnica o el exceso de confianza pueden derivar en consecuencias graves». Y es que es de la opinión de que la arquitectura no solo diseña espacios; diseña seguridad.