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Retiro

La tragedia de Wisper que activó una batalla vecinal

Un año después de la muerte de un perro guía atropellado en el Retiro, reclaman medidas para garantizar la seguridad en el histórico parque

Un centenar de personas se reunieron el pasado viernes, 6 de septiembre, por el aniversario del atropello de Wisper Cedida

El pasado viernes 6 de septiembre se cumplió un año del atropello mortal de Wisper, un cachorro de labrador de apenas dieciséis meses que se preparaba para convertirse en perro guía de la ONCE. Fue un suceso que conmovió a Madrid y que, lejos de quedar en el olvido, ha abierto un debate que sigue vivo: hasta qué punto el Parque de El Retiro es un espacio seguro para quienes lo disfrutan a diario. Aquella mañana de 2024 María Gironza, dueña de Wisper e impulsora del movimiento Paseos Seguros, hacía lo que solía hacer cada día: salir a correr con el perro en el horario en el que estos animales pueden ir sueltos para completar su adiestramiento. A las 9:40 de la mañana se disponían a cruzar el Paseo de Venezuela cuando apareció un camión de gran tamaño. El vehículo giró con rapidez, Wisper echó a correr, María gritó, pero nada pudo evitar el impacto. El animal quedó atrapado en la rueda del camión y, aunque lo llevaron de inmediato a un hospital veterinario, murió entre los brazos de su dueña. María lo recuerda como el momento más traumático de su vida. María recuerda también que, en ese momento, el perro pesaba treinta y ocho kilos, más que sus propios hijos. La pregunta que se hace desde entonces es devastadora: ¿qué habría ocurrido si en lugar de Wisper hubiera sido un niño el que cruzaba en ese momento? Esa reflexión marcó el inicio de una lucha que ya ha cumplido un año. «Piensas que en un parque no hay peligro, que no hay coches ni tráfico, pero esa falsa sensación de seguridad es un riesgo en sí misma», explica a este periódico.

Tras el accidente, María y otros vecinos se reunieron con el alcalde, revisaron la normativa y detectaron vacíos que consideran graves. Los horarios de reparto coinciden con los de mayor presencia de usuarios y de perros sueltos, la velocidad máxima permitida de veinte kilómetros por hora se incumple con frecuencia y no existen radares ni medios efectivos de control. En muchas ocasiones los vehículos que entran superan además el tonelaje máximo autorizado, como ocurrió con el camión que atropelló a Wisper, que duplicaba el peso permitido. «El parque sigue lleno de camiones de gran tonelaje, sobre todo los viernes, y la vigilancia es mínima. Hemos visto que la normativa tiene excepciones de hasta doce toneladas y al final esas excepciones se convierten en lo habitual», denuncia.

Desde Paseos Seguros han realizado distintas acciones durante este año: alegaciones al Plan Director de El Retiro, comparecencias en la comisión de seguridad, asistencia al pleno del distrito, campañas en redes sociales y una petición en la plataforma Change.org que ya ha reunido casi dieciséis mil firmas. Desde hace un año, cada viernes, se han concentrado en el lugar del atropello, han dibujado en el suelo con tiza distintas siluetas, para recordar que aquel lugar es una herida abierta. Sin embargo, el sentimiento compartido es de frustración. «No hemos visto cambios, todo sigue igual, incluso el mismo camión que atropelló a Wisper estaba allí el viernes pasado. Nos duele mucho porque sentimos que no se ha hecho nada para evitar que vuelva a suceder», afirma María.

Dibujaron siluetas para denunciar el supuesto peligro que viven a diario en el parqueCedida

El testimonio de los vecinos que usan a diario el parque refuerza esa sensación de inseguridad. Beatriz, que presenció en primera persona el atropello de Wisper, acude todos los días al Retiro y confiesa que desde entonces ya no camina tranquila. «El parque es muy inseguro en los horarios de reparto, los camiones circulan a velocidades incompatibles con el paseo de los ciudadanos y con los juegos de los niños. Si una pelota se escapa o un anciano tropieza, el riesgo de que no sean vistos y queden arrollados es muy alto porque estos vehículos son grandes y tienen poca visibilidad», explica. Ella misma ha tenido que enfrentarse a operarios de mantenimiento que conducían pequeños carritos sin la precaución necesaria y estuvo a punto de ser atropellada junto a su perro. Su testimonio revela también la indiferencia de algunos conductores que, aun conociendo lo ocurrido, no corrigen sus conductas. «Cuando les pido que aminoren la marcha muchos me dicen que saben lo de Wisper, y eso me hace sentir aún más impotente, porque demuestra que conocen el peligro pero nada cambia. Ninguna autoridad les advierte ni sanciona», lamenta. Beatriz propone medidas sencillas: prohibir el acceso de camiones pesados en horarios de gran afluencia y limitarlo a primeras horas de la mañana, controlar y sancionar la velocidad con radares o badenes y garantizar la presencia de agentes que hagan cumplir la normativa. Para ella no es necesario que muera un niño para que se actúe, la muerte de Wisper ya fue un aviso suficiente.

La imagen de Wisper se ha convertido en un símbolo de denunciaCedida

Desde la Asociación de Amigos del Buen Retiro, su presidente Javier de la Puente lleva años advirtiendo de la situación. Como ingeniero de montes y conocedor de la normativa, recuerda que ya en la época de la alcaldesa Manuela Carmena se fijó el límite de veinte kilómetros por hora y se restringió el acceso de vehículos, pero la falta de vigilancia ha convertido esas medidas en papel mojado. «Hay todo tipo de vehículos dentro del parque, desde bicicletas de alquiler hasta camiones de reparto, y circulan a la velocidad que quieren. La Policía Municipal reconoce que no tiene medios para medirla. No es excusa, porque el exceso es evidente a simple vista. Igual que mataron a un perro, cualquier día matarán a un niño. Y entonces será tarde», advierte.

De la Puente se muestra indignado por la falta de coherencia en la gestión. Señala que cuando cae una rama peligrosa se cierran zonas enteras del parque como medida preventiva, pero frente a un riesgo igual o mayor como es la circulación indebida de camiones se mantiene la pasividad. «El Retiro es Patrimonio Mundial de la Unesco y si hace falta vamos a pedir que nos retiren la distinción porque no estamos a la altura de lo que debería ser. No se trata solo de belleza y de historia, sino de seguridad para quienes lo visitan», añade.