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Medio Ambiente
Una desafiante colección de vinos para el invierno
Desde La Rioja, la cuna vitivinícola más famosa de nuestro país, Bodegas Vivanco nos regala la oportunidad de disfrutar de una gran variedad de vinos dulces
Las bajas temperaturas que nos trae el invierno nos motivan más a apostar por las bebidas calientes, pero en España estamos convencidos de que no hay mejor compañero para nuestros momentos más especiales que un vino. Y es que es un deseo invernal, un placer instintivo que nuestro cuerpo nos pide en esta estación del año «caliente, dulce y la mejor compañía».
En esta ocasión, desde La Rioja, la cuna vitivinícola más famosa de nuestro país, Bodegas Vivanco nos regala la oportunidad de disfrutar de una variedad de vinos dulces que están dispuestos a desafiar el clima fresco, frío y nublado.
En pleno mes de enero, la cava ha dado el primer paso para elaborar una nueva añada del vino de guarda «Colección Vivanco 4 Varietales Dulce de Invierno» en la denominada «vendimia tardía» que esta semana, ha recogido las uvas botritizadas de las variedades tradicionales riojanas Tempranillo, Graciano, Garnacha y Mazuelo en los viñedos que rodean la Bodega y el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, catalogado por la UNESCO como el mejor del mundo en su categoría.
Tradicionalmente, las vendimias se realizan a plena luz del sol a finales del verano o en principios de otoño, pero Rafael Vivanco, enólogo de Bodegas Vivanco, ha recuperado una costumbre arraigada en el pasado de La Rioja y, desde 2009, su afán investigador le ha llevado a rescatar los casi desaparecidos vinos dulces riojanos. De este amor a la tierra nace este vino de guarda, naturalmente dulce, sin alcohol ni azúcares añadidos; un vino delicado, elegante y muy personal.
“Es fruto de una pasión por el vino que, en este caso, culmina en un capricho enológico. Es una ilusión personal, un deseo de hacer algo muy especial y, a la vez, poner en valor lo que puede dar de sí el terruño de Rioja”, aseguró Rafael Vivanco.
Particularmente, la Finca el Cantillo está en Briones, al lado del Ebro, donde reside el Proyecto Vivanco, con su Bodega y su Museo Vivanco de la Cultura del Vino.
“Con sumo respeto por la tierra, hay que procurar ser creativo, poner al servicio de la vid, cada año, esa parcela que el enólogo tiene de artista, pero sin pinceles. La naturaleza nos da muchas alegrías y es un motivo para estar agradecido”, añadió.
Esta vendimia tardía requiere de un arduo trabajo. Las uvas que quedan en el viñedo están deshidratadas, pesan muy poco, resisten hasta los meses de invierno los avatares del tiempo y necesitan diversos cuidados a lo largo del año. Tras quitar la malla que protege los frutos de los estorninos y de las ventiscas, comienza la recolección, que es muy delicada. Posteriormente se prensa muy, muy lentamente, y comienza el resto del proceso de fermentación y elaboración.
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