Sección patrocinada por sección patrocinada

Medio Ambiente

Pilar Cots, jefa del Servicio de Alergología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo: «El cambio climático está agravando las alergias»

Entrevista a la alergologa Pilar Cots, en Quiron Salud.
Entrevista a la alergologa Pilar Cots, en Quiron Salud.Jesus G. FeriaLa razon

No, no son imaginaciones: puede que tus alergias estén empeorando. El cambio climático hace que aumenten en frecuencia y gravedad. Así lo sostiene, Pilar Cots, jefa de Alergología del Hospital Ruber Juan Bravo, con motivo del Día Mundial de la Alergia.

¿Las alergias se agravan?

La aparición de las alergias se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales que, además, han de ocurrir en un momento determinado de la vida de una persona. Existen evidencias claras de que la modificación de los factores ambientales está provocando un aumento y un empeoramiento de las alergias.

¿Aumentan igual en países ricos que en países pobres?

Las enfermedades alérgicas, como el asma bronquial, la rinoconjuntivitis alérgica y la dermatitis atópica, han aumentado de forma importante durante los últimos años en los países industrializados. En el caso del asma, se ha observado que es más frecuente en países ricos que en pobres y que predomina mucho más en las zonas urbanas que en las rurales. Entre los factores ambientales implicados estarían los relacionados con la exposición a nuevos alérgenos y contaminantes, tanto de interior (humo del tabaco) como de exterior (polución ambiental).

¿No será cosa del cambio climático y de la contaminación?

Sin duda, el cambio climático, sumado a los efectos de la contaminación, está provocando un incremento alarmante de los casos de alergia respiratoria en nuestro país. Se ha descrito una relación directa entre la contaminación ambiental y el incremento de enfermedades alérgicas, especialmente respiratorias, con una mayor incidencia en la población que reside en áreas urbanas.

¿Qué evidencias existen?

Las partículas que emite la combustión de los motores diésel y las calefacciones en las ciudades crean un ambiente hostil a las plantas que, para defenderse, producen proteínas de estrés que hacen más agresivos sus pólenes, ocasionado una mayor capacidad para producir alergia. Además, los altos niveles de contaminación urbana impulsan el fenómeno de la «inversión térmica». Este impide a los pólenes abandonar la atmósfera y aumentan su tiempo de exposición sobre las zonas urbanas. Respecto al cambio climático, el aumento de la temperatura media global de la tierra ocasiona un adelanto en la floración. Como consecuencia, aumenta el periodo de exposición a los pólenes. Esto, unido a la disminución de las precipitaciones, origina la sustitución de especies más débiles de plantas por otras más resistentes y alergénicas. Además, el aumento de CO2 incrementa la producción de polen en algunas plantas, como el olivo o los cereales.

¿A quiénes afecta más esta «coctelera» de factores?

A los niños, ancianos, enfermos crónicos, embarazadas y lactantes y residentes en ciudades y poblaciones cercanas a autopistas.

¿Podemos conseguir parques y jardines hipoalergénicos?

Sería posible, pero para ello habría que adoptar medidas en este sentido, como la utilización de árboles no alergénicos en las nuevas plantaciones (tilo, olmo, pino), evitando el uso de los más alergénicos, fomentar la poda controlada antes de la floración, la plantación de especies hembra en especies que tienen el género separado (como enebros o palmeras) ya que no producen pólenes, la delimitación en los parques de las zonas más alergénicas y la reducción del tráfico motorizado en las zonas sensibles con árboles alergénicos.

¿Existen otras soluciones?

El cambio climático es una realidad incuestionable y constituye, en estos momentos, la principal preocupación medioambiental, por lo que no cabe duda de que la reducción de los contaminantes atmosféricos mejoraría la salud de millones de personas en el mundo. Proteger la calidad del aire que respiramos es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la humanidad.

¿A qué consecuencias nos enfrentaríamos de seguir así?

En realidad, ya están aquí. Además de las enfermedades alérgicas, como el material contaminante y el polen son de muy pequeño tamaño pueden alcanzar el alveolo pulmonar produciendo un aumento de las enfermedades respiratorias (asma, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y cardiovasculares (arritmias, hipertensión arterial, arterioesclerosis, entre otras).