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Se buscan minerales para la transición ecológica

El Instituto Geológico y Minero de España cumple 175 años con una exposición sobre su historia desde la creación del primer mapa geológico de la Península. Ahora enfrenta el estudio y localización de minerales críticos

Interior del Museo Geominero
Interior del Museo GeomineroMUSEO GEOMINEROMUSEO GEOMINERO

Toco el fondo del mar de hace 470 millones de años. Así, a piel desnuda. Una mano, la mía, sigue en pleno siglo XXI las huellas del paso de un trilobites que vivió en esa época. Ni él entonces ni yo hace un rato imaginábamos que este encuentro fuera posible. Este converger en el tiempo no es algo exclusivo y solo mío, es posible solo con acercarse a uno de nuestros grandes museos de ciencia. El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) cuenta en pleno centro de Madrid con una colección de 6.000 minerales, 13.000 fósiles, rocas y meteoritos en una sala, la del Museo Geominero, concebida como los gabinetes de curiosidades de antaño.

Pero no es todo pasado lo que se cuece entre estos salones y despachos. EL IGME se encuentra enfrascado en plena Transición Ecológica. Una de sus labores actuales es trabajar para localizar minerales críticos. “La regulación europea exige que todos los países presenten un plan nacional de exploración. Significa simplemente saber qué tenemos, dónde y en qué cantidad, lo que está lejos de que se explote. Grosso modo, de hecho, de cada cien puntos que se exploran, solo uno puede terminar convirtiéndose en mina”, dice Ana María Alonso Zarza, directora hasta hace un par de semanas del instituto. Y sigue detallando, mientras abre un debate muy actual: “queremos móviles, que necesitan un montón de minerales y tierras raras, pero no queremos una mina en nuestra casa. Sin embargo, no nos importa que estos minerales vengan de Congo o de donde sea, en condiciones laborales o medioambientales cuestionables. Hay una visión muy negativa de las explotaciones mineras, pero realmente si no hubiera minería, no podríamos tener teléfonos móviles. Lo que hay que intentar es que las cosas se hagan bien, de forma razonable, y si es posible, se trate de una minería de cercanía y en condiciones laborales adecuadas. Además, en la regulación europea se prioriza el reciclado de las antiguas escombreras mineras, es decir, antes de explotar una nueva mina estamos obligados a ver que hay en todas esas antiguas escombreras. Hay dos motivos para hacer esto. El primero, que los materiales que antes no interesaban ahora sí y, el segundo,que la tecnología ha permitido avanzar para que las concentraciones bajas de algunos minerales ahora sean vistas con interés”, continúa Zarza.

La trayectoria de este instituto elaborando mapas viene de lejos. De hecho, su origen como institución pública se remonta a 1849 con la “Comisión para la Carta Geológica de Madrid y General del Reino”. Las primeras cartografías, realizadas por los ingenieros de minas, no incluían Portugal ni la plataforma continental como el último de ellos realizado en 2015. Tampoco incluía materias primas como el litio, uno de los minerales protagonistas de la electrificación de la movilidad. “Las técnicas de estudio han cambiado mucho y también las técnicas de datación. Todo ello permite caracterizar mejor los minerales. Además, lo que se busca va cambiando. Hace 50 años nadie buscaba litio”, dice Zarza.

El IGME también destina parte de sus recursos a estudiar la calidad de las aguas subterráneas o el estado de los humedales o a cómo prevenir riesgos en caso de inundación o terremotos. También analiza la actividad sísmica de volcanes como el de La Palma, las posibilidades de aprovechamiento geotérmico y la siembra y cosecha de agua. “Algo que se ha hecho de forma habitual en Sierra Nevada, por ejemplo”, matiza Zarza. De toda su actividad y de su 175 cumpleaños hablan en una exposición abierta al público en el museo y en el documental “Los secretos del planeta” disponible en Youtube.

Un almacén del centro de la Tierra

Uno de los fondos más impresionantes que custodia el IGME es la litoteca de Peñarroya. Esta instalación es como una biblioteca de piedras que cuenta con unos 13.600 muestras de sondeos realizados por toda la geografía española. Se construyó en 1988 para recuperar, conservar y clasificar los testigos, muestras y ripios obtenidos durante las campañas de investigación llevadas a cabo por el instituto, así como las que otras empresas pudieran ceder. “Los sondeos que más destacan son los procedentes de las investigaciones de hidrogeología y los procedentes de investigaciones de minerales metálicos. Estos representan aproximadamente el 82% del total”.