Hay 399 proyectos relacionados con la industria del hidrógeno verde
La carrera del hidrógeno verde se acelera
La carrera que está llevando a cabo España para convertirse en uno de los hubs energéticos más potentes de Europa y a nivel mundial en la industria del hidrógeno verde va cogiendo velocidad gracias a la labor de los diferentes actores que están interviniendo en este proceso: instituciones, empresas, organismos sectoriales y universidades, básicamente. Ya existe una red de proyectos en marcha relevante y se están encarando los principales obstáculos a resolver, como lo son las infraestructuras y el acceso a la red energética, sin dejar de lado la regulación pertinente.
La implantación de todo lo requerido en el parque energético español para que el hidrógeno verde convierta a España en un hub energético a nivel europeo y mundial es una constante en evolución, pero, en qué situación se encuentra este recorrido.
Esta es la incógnita que varios expertos ayudan a desgranar en este Especial de La Razón y, como todos apuntan, pasa por la infraestructura y la regulación, sobre todo.
Esta transición energética tiene como su primer punto de inflexión los objetivos marcados para la conocida Agenda 2030, aunque, en definitiva, eso no supondrá más que el punto de partida para el nuevo sistema energético que, a todas luces, podrá colocar a España como un líder mundial en fabricación y exportación no solo de hidrógeno verde, sino de la propia tecnología necesaria para ello.
Hace apenas unas semanas, el Gobierno anunció el reparto de casi 800 millones de euros entre siete proyectos de producción y uso intensivo de hidrógeno renovable en actividades industriales, pero lo más importante para ver el estado actual de este sistema pionero y a cuánto se está de alcanzar es saber cuántos proyectos existen y en qué grado de desarrollo
Javier Brey, presidente de la Asociación Española de Hidrógeno (Aeh2), explicó que actualmente existen “casi 400 proyectos que suman un total de 33 millones de euros en inversiones. Si vamos a los gigavatios, el objetivo para 2030 es que estén funcionando 13 gigavatios de electrolizadores. A día de hoy, teniendo en cuenta el grado de madurez de los proyectos, tenemos funcionando 28 megavatios (MW es una milésima parte de un GW) y en fase FID (proyecto con cierre financiero) hay 158 MW más. Luego, de proyectos muy cercanos a lograr el FID antes de que acabe 2025, hay 3,5GW; es decir, estamos hablando de que prácticamente con esta última fase de maduración de proyectos se alcanzaría el 25 por ciento de lo previsto para 2030”.
Por su parte, Borja Fernández, responsable de Energía del Centro Tecnológico CARTIF, recalcó que “España ha pasado de la estrategia a los primeros despliegues industriales del hidrógeno verde, consolidando un marco cada vez más robusto para si desarrollo. En paralelo, el marco regulatorio ha experimentado un salto cualitativo con la entrada en funcionamiento del sistema de Garantías de Origen (GdO) para gases renovables y la adopción de las normas europeas RFNBO, que establecen criterios de adicionalidad temporal y geográfica que son esenciales para la bancabilidad de los proyectos y cerrar contratos de compraventa”.
Principales desafíos
Siguiendo el hilo, Brey fue muy claro al respecto. El principal desafío en este momento es el acceso, “acceso a la red eléctrica y a la red de hidrógeno por una parte y al mercado a través de la regulación, por otra”. De este modo, el presidente de la Aeh2 hizo hincapié en que el momento actual es crucial porque de estos dos puntos señalados que se han de definir dependerá todo lo demás. “Para producir hidrógeno coges electricidad renovable, coges agua y disocias la molécula de agua en oxígeno e hidrógeno, que tienes que llevarlo hasta tu cliente, generalmente mediante un tubo. Lo deseable es que ese tubo nos sirva para empezar a hablar de una infraestructura de hidrógeno en nuestro país. Entonces, por un lado, el acceso a la red eléctrica. Por ponerte un ejemplo, Enagas tiene una propuesta de red troncal de hidrógeno que supone los primeros kilómetros de tubo de transporte que va a unir el sur con el norte de España y el este con el oeste. Y para desarrollar esa propuesta, Enagas ha tenido en cuenta el censo de proyectos en desarrollo de la asociación. La idea es ir mallando España, ir conectando todos los puntos de España y que se vayan uniendo proyectos que a día de hoy ni existen.
También hace falta acceso al mercado. Es decir, ya hemos trabajado mucho, entre 2000 y 2025, en la generación de la oferta de hidrógeno y ahora toca trabajar en el lado de la demanda, en el lado del mercado y eso es regulación. Ahora mismo se trabaja en la definición de cómo debe ser el uso del hidrógeno y de sus derivados, es decir, de los derivados del hidrógeno renovable en aviación, en transporte marítimo, en transporte terrestre, en la industria. No se habla solo de hidrógeno, sino de combustibles derivados del hidrógeno.Por ejemplo, metanol, amoníaco, combustibles sintéticos para barcos o para aviones, etcétera. Entonces, todo eso está ahora mismo regulado por la Unión Europea, pero hay que transponerlo a las regulaciones nacionales”.
Infraestructura y regulación se erigen como las calves en este momento, pero la buena noticia es que no se parte de cero y que el camino, aunque está por definirse en su totalidad, ya ha sido diseñado y empieza a dar sus frutos.
En palabras de Borja Fernández, “uno de los mayores retos reside en la disponibilidad de electricidad renovable firme. El hidrógeno compite con otros usos por la capacidad de red y la generación verde, por lo que resultan imprescindibles las inversiones en refuerzo de transporte eléctrico, almacenamiento y flexibilidad para cumplir con los exigentes requisitos de correlación temporal establecidos por la normativa RFNBO. El transporte y almacenamiento del hidrógeno suponen otro desafío técnico. El backbone nacional y el proyecto H₂Med representan la solución estructural para el transporte a gran escala, pero su despliegue se completará a partir de 2030 y requerirá una fuerte coordinación europea. En fases iniciales, el transporte mediante cisternas o “tube trailers” resulta útil, pero económicamente limitado a pequeños volúmenes y distancias cortas.
Beneficios
La implantación del hidrógeno verde es sin duda alguna un hito del que podrán emanar multitud de beneficios para España. En primer lugar, el hecho de crear y desarrollar una energía como ésta aporta una independencia que más que positiva es imprescindible en un contexto geopolítico agitado como el actual y en el que uno de los puntos más cruciales para el funcionamiento de un país, como es la energía, pueda quedar en mayor medida en manos de terceros. Pero además, el desarrollo tecnológico en el que se está trabajando aportará al sistema productivo español una vertical demandada por otros Estados que situará a España como una de las principales exportadoras de energía y tecnología.
“En España estamos muy bien posicionados en I+D. Nuestro país desarrolla muy buena tecnología en hidrógeno y en la cadena de valor del hidrógeno. Por ejemplo, pilas de combustible que utilizan ese hidrógeno, compresores, transformadores, sistemas de transporte distribución, de almacenamiento, etcétera. Tenemos muy buena industria fabricando, con lo cual, tenemos tecnología, industria y empresas que promueven proyectos de hidrógeno, que los promueven aquí en España y fuera.Y es muy importante que tengamos las cuatro cosas, porque no solo vamos a ser un productor de hidrógeno, sino que podemos desarrollar esas plantas, podemos fabricar los equipos que usan esas plantas y tenemos la tecnología que está detrás.Si hiciésemos una lista de 10 países del mundo más desarrollados en el hidrógeno verde, ahí estaría España”, enfatizó Javier Brey.
En este sentido, y para concluir, Fernández hizo hincapié en que el hidrógeno verde abre una ventana estratégica única y España cuenta con una clara ventaja comparativa gracias a su recurso solar-eólico, su infraestructura energética avanzada y su capacidad industrial. Esto le permite aspirar a ser hub de producción y exportación hacia el resto de Europa.A nivel interno, la adopción de esta tecnología impulsa la reindustrialización y descarbonización de sectores intensivos en energía —como el refino, la química, los fertilizantes, la siderurgia o la logística portuaria—, reforzando la resiliencia energética nacional y fomentando la creación de una cadena de valor propia para la fabricación de electrolizadores y componentes. Sin embargo, persisten riesgos importantes. La brecha de costes entre el hidrógeno verde y las alternativas fósiles sigue siendo considerable, y existe el peligro de que parte de los proyectos anunciados no lleguen a materializarse si no se consolida una demanda solvente ni se acelera el despliegue de infraestructuras”.