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Verde

Tierras raras y materias primas críticas, el petróleo del siglo XXI

Su uso en tecnología, energía y defensa las ha vuelto indispensables y el mejor arma geopolítica. El objetivo final: acabar con el monopolio chino

La ONU estima que la transición de fósiles a tecnologías limpias triplicará la necesidad de cobre, litio, níquel o cobalto Dreamstime

Ni son tan escasas como para llamarse raras ni, en realidad, son tierras. Sin embargo, se han convertido en el petróleo del siglo XXI, uno de los recursos naturales con mayor peso geopolítico, como se ha visto en las negociaciones sobre Ucrania. Cuando se descubrieron, se les denominó raras porque nunca antes se habían visto y tierras porque ese era el término geológico del siglo XVIII para los óxidos. En muchos casos, se encuentran en cantidades similares a las del cobre o el estaño en la corteza terrestre, pero nunca aparecen en concentraciones muy altas, suelen estar mezcladas entre sí, o con elementos radiactivos como el uranio, y son difíciles de separar. «Cuando se descubrieron, tenían pocas aplicaciones industriales; eran una curiosidad química. Son buenos semiconductores y tienen muchas propiedades como el neodimio, con el que se pueden fabricar imanes muy pequeños pero muy potentes. Esto los vuelve interesantes cuando comenzó a desarrollarse la industria electrónica; a partir de entonces, sus aplicaciones crecen», detalla Ester Boixereu, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Este conjunto de 17 elementos químicos forma parte de las llamadas materias primas estratégicas, indispensables en telefonía, energías renovables o medicina. «La tecnología vibratoria en los móviles requiere tungsteno; los coches eléctricos necesitan litio, níquel y cobalto; las turbinas eólicas se fabrican con boro; los aviones requieren magnesio y escandio; los semiconductores se fabrican con metal de silicio; y el vidrio y los fertilizantes para plantas requieren boratos», señala el Real Instituto Elcano en una publicación. Son tan esenciales que se espera que las necesidades aumenten significativamente en los próximos años: las de aluminio se multiplicarán por 6,4; las de cobre, por 10,2; las de silicio, por 1,3; las de níquel, por 16, y las de manganeso, por 4,4. Eso solo en Europa. «Cuando se habla de tecnología avanzada, la gente piensa en un teléfono o en un coche, pero sobre todo estamos hablando de tecnología de defensa satelital, industria aeroespacial y seguridad. Esto explica que se haya convertido en un arma de negociación clave. Trump está uniendo el interés económico, como hombre de negocios que es, con el de defensa y seguridad; los está trabajando como un todo. Por eso ha visto una oportunidad en Ucrania para obtener lo que le interesa y está obsesionado con Groenlandia o el Ártico», comenta Helena Ruiz Mateos, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas.

Ucrania cuenta con el 5% de los recursos minerales del mundo. Según una publicación de Hanna Liventseva, miembro de la Asociación de Geólogos de Ucrania, el país posee yacimientos de uranio, aluminio, cobre, níquel, berilio, litio, tantalio, oro, manganeso y platino, además de tierras raras. «Antes de la guerra, había 8.761 depósitos de valor comercial para 95 tipos de minerales. De ellos, 3.055 depósitos estaban en producción. En 2018, era el tercer productor mundial de galio y rutilo, el quinto de titanio y bromo, el séptimo de mineral de hierro y, además, es uno de los pocos países donde se extraen minerales de titanio. Hay 15 depósitos en las regiones de Kiev, Dnipro, Járkov y Donetsk. Además, cuenta con una de las mayores reservas de manganeso, concentradas en el sur, en las regiones de Dnipropetrovsk y Zaporiyia».Un caso curioso es el del caolín: Ucrania representa el 5% de la producción mundial de arcilla blanca, que exporta a España, por ejemplo, para la industria cerámica.

China y el monopolio

Parece seguro que EE. UU. tomará el control de lo que se extraiga en Ucrania, aunque está por verse a cambio de qué, cómo y cuándo. Su objetivo es reducir la dependencia del monopolio mundial de China, que domina la producción, el procesamiento y el refinamiento de estos minerales. Mientras que en los años 80 EE UU trasladó sus fábricas para reducir costes y cerró sus minas, China apostó por la extracción y, sobre todo, por la separación de estos materiales. «En 2022, concentraba el refinamiento mundial del 95% del manganeso, el 73% del cobalto, el 70% del grafito, el 67% del litio y el 63% del níquel. Además, fabrica la mayor parte de los elementos de una batería», según el Real Instituto Elcano. Es decir, que independizarse de China supone no solo extraer sino también refinar. «El país asiático es muy consciente de la necesidad de controlar estos minerales. En su estrategia de la nueva Ruta de la Seda, ha identificado zonas estratégicas en África y América Latina y está adquiriendo latifundios gigantescos, tanto para abastecer de alimentos a sus 1.300 millones de habitantes como para controlar la explotación minera. Además, está tomando el control de puertos estratégicos , ya que el 80% del comercio mundial es marítimo y es vital para sus exportaciones» detalla Ruiz Mateos. De hecho, en República Democrática del Congo, las empresas chinas son propietarias o tienen participaciones en prácticamente todas las empresas mineras del país, como recuerda Elcano.

Europa quiere ser autónoma

No solo EE UU, sino también el resto de las economías mundiales están reaccionando al monopolio chino, aunque «todavía está en fase incipiente; muchos intentan atraer inversión extranjera para explotar sus propios recursos», matiza Ruiz Mateos. La primera llamada de atención tuvo lugar en 2010, cuando China detuvo el envío de tierras raras a Japón tras la detención de un pescador chino por la Guardia Costera japonesa. El precio de los metales se disparó en poco tiempo. En ese momento quedó claro que estos recursos podían usarse como arma geopolítica.

Desde 2011, Europa actualiza su lista de materias primas fundamentales. Si entonces contenía 14 minerales, hoy esa lista incluye 34, de los cuales 17 son estratégicos, incluyendo tierras raras para imanes, metal de titanio, wolframio, manganeso, cobalto, cobre, platino, bismuto y aluminio. En 2021, Europa produjo el 5,2% de los minerales a nivel global, en contraste con Asia, con un 60,4%.

Para reducir su dependencia, la Comisión Europea ha establecido objetivos para 2030: aumentar la extracción de estos materiales hasta un 10% del consumo europeo, alcanzar un 40% en capacidad de transformación y cubrir al menos el 25% del consumo anual mediante reciclaje. También ha comenzado a firmar acuerdos con Canadá, Chile, Congo y Zambia, pero «ahora debe reconsiderar su relación con EE UU y su política de abastecimiento de recursos y, como estamos viendo de seguridad. Es un momento crucial para la UE, pero también una oportunidad para fortalecer su posición y, quizás, explotar de forma conjunta recursos en Groenlandia”» añade Ruiz Mateos.

También cada país está viendo qué posibilidades de explotación tiene. En España, que tiene una larga tradición minera, se han identificado posibles yacimientos de tierras raras en Ciudad Real, Pontevedra, Almería y Canarias. Es ya el único productor de sepiolita y celestina (estroncio) de la UE, el primero de espato-flúor y de yeso, el segundo productor de magnesita y de sales potásicas, y extrae cobre y bentonita. Según Patricia Córdoba, investigadora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua CSIC, «lo primero es hacer exploraciones para conocer los recursos disponibles. Se están financiando proyectos, pero la viabilidad económica y medioambiental aún debe estudiarse. Es decir, que estamos en una fase muy inicial». Su grupo trabaja en un proyecto de reciclado de minerales y desde su experiencia cree difícil alcanzar los objetivos de la UE: «El problema está en la demanda y el modelo de consumo insostenible que tenemos».