Cultura

La Sala de los Susurros, el secreto mejor guardado de la Catedral de Murcia

La torre de este espectacular templo es la segunda más alta de España

Cúpula de la capilla de los Vélez, en la Catedral de Murcia
Cúpula de la capilla de los Vélez, en la Catedral de MurciaTurismo de Murcia

La Torre de la Catedral de Murcia celebró su 500 aniversario el año pasado, desde la colocación de la primera piedra para su construcción el 19 de octubre de 1521. Las obras de esta torre campanario de la Catedral de Santa María, en la ciudad de Murcia, se vieron complicadas por diversos motivos, por eso no pudieron ser finalizadas hasta la década de 1790.

Sus tres cuerpos principales, el cuerpo de conjuntorios y el de campanas y culminación de la torre. Así se forman sus 93 metros de altura que la sitúan como la segunda torre de catedral más alta de España.

La torre de la catedral se puede observar desde cualquier punto de la ciudad, incluso desde otras pedanías y desde el Santuario de la Fuensanta. En ella se alojan las  20 campanas de la Catedral de Murcia, estas han servido durante siglos para anunciar sobre celebraciones, festivos, guerras e incluso sobre las riadas del río Segura. Cada una de ellas tiene su propio nombre: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Isidoro, María Madre de Dios, La Mora nueva, Santa María, Santa Bárbara mayor, Cristo, San José, San Leandro, San Patricio, San Pedro, Nuestra Señora de Belén, Santa Florentina, Santiago, Santa Bárbara menor, Fuensanta – la Catalana, Santa Águeda, La Nona – San Victoriano y San Antonio.

Una de las curiosidades más populares sobre la torre es la de la sala de los secretos, también llamada la sala de los susurros o la casa del relojero (donde vivía el mismo antiguamente). Se trata de la sala donde se encuentra la antigua maquinaria del reloj de la Catedral. Su calificación como sala de los “susurros” se debe a su magnífica cúpula que encierra una acústica radiante.

Al colocarse en una de las esquinas de la sala, cara a la pared y susurrar algo muy flojito, el sonido se transporta por la cúpula hasta la esquina opuesta, donde se oye el susurro perfectamente. Y si, en cambio, nos situamos en el centro de la sala bajo la bóveda, se pueden escuchar todos los susurros que se tienen lugar en la sala, por muy bajo que hablen los presentes en ella.