Opinión
El papá de Paula
«Buenas tardes. Que nadie se asuste». Es el tuit que escribió Jesús Ybarra sobre la foto de su hija Paula, una niña preciosa, con el peinado que nos han hecho a todas las niñas cuando no levantábamos un palmo del suelo –raya del pelo a un lado y recogido al otro con un coletero–, con un bolso rosa transparente en la mano, con sus juguetes, con una sonrisa orgullosa como la que mostrábamos todos cuando íbamos de la mano de nuestro padre, con naturalidad ante la cámara, y con síndrome de Down. El padre de Paula colgó esa foto acompañada de ese mensaje como respuesta a la decisión de un empresario de expulsar de un evento comercial a una mujer con síndrome de Down por temor a que asustara al resto de asistentes. Una respuesta inteligente, medida, educada y llena de sentido común. Según sus propias palabras, el padre sólo quería aportar normalidad y combatir la ignorancia hacia ellos. «Como familiares, sólo pretendemos que sean tratados como unos más». Y lo son, igual que el resto, ellos con síndrome de Down y los demás con otros síndromes, con otros síntomas como el de la estupidez, la torpeza, la ignorancia o el miedo a lo diferente. La niña, como todas, es para comérsela. El padre, también. Normalizar siempre es sumar y ganar en naturalidad y sensatez. Bravo por Paula y por su papá, por recordarnos quiénes y cómo somos. Como escribió Marcel Proust, ciertos recuerdos son como amigos comunes, saben hacer reconciliaciones.
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