Opinión
Divide y vencerás
En política la expresión divide y vencerás supone ganar y mantener el poder mediante la ruptura en piezas de las concentraciones más grandes, esto es, una estrategia que rompe las estructuras de poder existentes y evita la vinculación de los grupos más pequeños. Históricamente esta estrategia fue usada en Roma para someter los territorios conquistados, fomentando los enfrentamientos entre aquellos, al igual que posteriormente ocurrió en el Imperio británico, desde donde alimentaban disidencias entre las tribus, las cuales luchaban una contra otra, sin saber que, al hacerlo, simplifican el gobierno y el dominio de los británicos. Decía Karl Marx que el nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariado, visión un tanto distorsionada de la conformación de las grandes naciones en su época, pero que sigue abundando en la máxima del divide y vencerás. Ahora bien, normalmente quien incentiva la división es alguien externo al previo todo que, para hacerse con el mismo, busca el fraccionamiento para favorecerse con la disgregación, más lo paradójico se produce cuando la separación surge en una parte del todo, considerando al todo su enemigo. Algo de esto lo encontramos en el origen del Brexit y en los independentismos. Pero la cuestión es que la posibilidad de disgregación es interminable, donde haya un palacio que alimente la ansias de un megalómano habrá una unidad política, algo propio del feudalismo. El brexit ha provocado la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, pero de forma casi instantánea ha alimentado el independentismo escocés, así como, un renacido europeísmo en Irlanda del Norte.
Muchos consideran que Tabarnia es un chiste, y se equivocan, es algo muy serio. En un proceso de unión europea difícil, pero imparable, fenómenos como el brexit o el independentismo regional se convierten en estridentes discordancias difíciles de entender. Los problemas que afectan al mundo son cada día más generales, y buscan soluciones comunes que pasan por procesos de concentración y no al revés, pero las cosas acontecen y hay que afrontarlas. Jamás he propuesto la ilegalización de los partidos independentistas, al contrario, son muestras de un saludable pluralismo político que por fortuna vivimos en España, pero mi respeto por estas ideologías corre paralelo con mi creencia en que la ley debe ser cumplida y las reglas del juego respetadas.
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