Opinión
El sentimiento
No hay nada más insensible que un sentimental. El sentimentalismo no es otra cosa que la exageración artificial de sentimientos que son comunes a todos. La sensibilidad, en cambio, tiene mucho que ver con la empatía, con la sencillez, con la humildad, con entender que a los otros les pasan por el ánimo cosas similares a nosotros. En resumen, evitar el narcisismo de creernos tan especiales. Lo han explicado una y otra vez un montón de cerebros privilegiados de la cultura de todos los tiempos, desde Flaubert a Nabokov.
Debería tomar nota de todo ese bagaje Marta Rovira cuando busca justificaciones dialécticas para esconder el simple hecho de que la da miedo tener que responder de sus actos ante la ley de todos. Los catalanes no nos merecemos tener que soportar encima una tabarra de ñoñería sobre los hijitos por parte de aquella que quiso despojarnos de nuestros derechos políticos. Todos tenemos hijos y Rovira quizá debería haber pensado primero también en los hijos de los demás cuando proponía condicionar su futuro estableciendo fronteras entre ellos y sus parientes.
No te justifiques, Marta. No hace falta. Aquí todos nos conocemos ya bien y sabemos donde estamos. Entendemos tu miedo y tu dolor, porque siempre es muy duro ese momento en que uno descubre que ha hipotecado alocadamente vida y futuro por un momento de ensoberbecimiento. Es lógico entonces acordarse de golpe de los hijos y decirse ¿qué he hecho? Pero recuerda esas figuras tan significativas de nuestra lengua catalana como la «bleda» o la «figa-flor», porque la hipocresía ya es algo bastante deleznable pero es que, además, si te tienta representar el papel de esas palabras significativas, corres el peligro de caer en la hipocresía del insensible que disimula con sentimentalismo. Algo ya directamente vomitivo. Hasta tus adversarios políticos en Cataluña deseamos sinceramente que vuelvas y que puedas llevar una vida normal, tan normal como los demás. Aquí nadie es un monstruo. Tendrás, eso sí, que hacer frente a tus responsabilidades. También como los demás. Y entender que, si todos queremos llevar una vida normal, lo que no se puede esperar es conseguirlo rompiendo la normalidad legal vigente.
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