Opinión

Pasquetta

Hoy en Italia es también día de fiesta que además de ser conocido con este diminutivo de la palabra Pascua recibe igualmente el nombre de «lunes del ángel» para recordar al que se apareció a las mujeres cuando acudieron al sepulcro para embalsamar el cadáver de Jesús.

Poco importa la precisión cronológica. Lo importante es la voluntad popular de prolongar la alegría de la Resurrección y de celebrarla, como hacen hoy los italianos, al aire libre con un pic-nic si el tiempo lo permite. Se asocia así, tradicionalmente, la alegría pascual a la naturaleza que con la primavera deja atrás los rigores invernales y hace renacer los gérmenes aletargados.

En su homilía de la Vigilia Pascual, con la originalidad que le caracteriza, Francisco subrayó que «la piedra del sepulcro gritó y en su grito anunció para todos un nuevo camino. Fue la creación la primera en hacerse eco del triunfo de la vida... fue la piedra del sepulcro la primera en entonar a su manera un canto de alabanza».

Con su encíclica «Laudato Si» Bergoglio no escribió sólo un manifiesto ecologista, sino que asoció la fe de los cristianos al lenguaje sabio de la naturaleza que nos enseña a desafiar los determinismos en los que nos refugiamos. Aprendamos a «romper nuestras rutinas, renovar nuestra vida, nuestras opciones y nuestra existencia». Dejémonos sorprender por la vida que renace como cada año nos enseña la madre tierra con la primavera que aunque a veces tarde siempre llega.