Opinión
Proceso sinodal
Así ha calificado la Sala de Prensa del Vaticano la reunión que durante tres días va a celebrar el Papa con los obispos de Chile. Entre el 15 y el 17 de mayo Francisco recibirá uno por uno a los treinta y tres prelados de esa nación del cono sur americano.
El objetivo de este excepcional encuentro es –afirma el comunicado de la Santa Sede– «discernir juntos la responsabilidad de todos y cada uno en esas heridas devastadoras». Se refiere, claro está, a la serie de abusos «de poder, sexuales y de conciencia» que ha sufrido en estos años un grupo de jóvenes y cuyos autores han sido miembros del clero. Como conclusión de esos coloquios se decidirán «los cambios adecuados y duraderos que impidan la repetición de actos siempre reprobables».
Como se recordará, después de su viaje a Chile el Papa decidió enviar a Monseñor Charles Scicluna (el máximo experto vaticano en el fenómeno de la pederastia clerical) para que estudiara sobre el terreno tan delicada cuestión; fruto de esa misión fue un informe de más de dos mil páginas donde se recogían los sobrecogedores testimonios de algunas de las víctimas. Después de leerlo Bergoglio invitó a tres de ellas a visitarle, les alojó en su Casa de Santa Marta y se entrevistó largamente con ellos.
Ahora ha llegado el turno de los obispos a los que se ha acusado de encubrir crímenes tan atroces. Las consecuencias no se harán esperar.
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