Opinión
Deporte
Las Olimpiadas, los mundiales de fútbol, el tenis de Roland Garros o Wimbledon. Creo que bastan estas tres citas para asegurar que el deporte forma parte de nuestras vidas como lo demuestran las audiencias millonarias de los acontecimientos deportivos en los medios de comunicación social. Resultaba por eso mismo sorprendente que la Iglesia magisterial no hubiese prestado una mayor atención a este fenómeno planetario. Sí, los Papas han hablado más de una vez del deporte pero de forma ocasional. El vacío se ha colmado, por fin, con un amplio documento titulado «Dar lo mejor de uno mismo» hecho público la semana pasada por el Dicasterio de la Curia Romana para los laicos, la familia y la vida. En él se abordan los aspectos más importantes del deporte desde una visión humanista y por lo tanto cristiana.
El documento va precedido por una carta del Papa Francisco en la que este resalta el deporte como «un instrumento de encuentro, de formación , de misión y santificación». Lugar de encuentro donde personas de todo nivel y condición social se unen para logar un objetivo común. Vehículo de formación si los deportistas son ejemplo de virtudes como la generosidad, la humildad, el sacrificio , la constancia y la alegría. Medio de misión y santificación porque el deporte puede abrir el camino a Cristo en aquellos lugares y ambientes donde por diferentes motivos no es posible anunciarlo de manera directa. Pero el documento no deja de advertir contra los peligros de que el deporte sea instrumentalizado con propósitos políticos o como ciega búsqueda de beneficios económicos o autoafirmaciones nacionalistas. Estas son realidades que no se pueden ignorar.
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