Opinión
El gato y el león
Hay un proverbio gales que se cita en muchas ocasiones para referirse a las condiciones que debe tener un buen gobernante, y es que «el que quiera ser líder, debe ser puente». El liderazgo en cualquier organización, máxime cuando se trata de un Estado, debe desarrollar muchas cualidades, y partiendo de que el ejercicio del poder no es un privilegio, sino un cúmulo de responsabilidades, una de ellas es la de establecer puentes de diálogo, de consenso y no de exclusión ni aislamiento. Hay dos formas de hacer cualquier cosa en la vida, una es buscar todo aquello que nos divide, que nos radicaliza, y que a la postre nos separa como colectivo, y para ello, se hiperbolizan los puntos de discordia, menospreciando, postergando y sobre todo cuestionando al adversario; otra forma, se distingue por crear espacios de disensión, buscando todo aquello que nos une, que nos hace mas fuertes y que al final más aseguran el éxito como colectivo.
El que busca separar siempre ejerce políticas de exclusión, políticas de enfrentamiento para arrinconar al adversario frente a los suyos, mientras que el que busca la unión, trata de sumar, y para ello identifica políticas comunes y de progreso social. En una democracia, la base social que con su voto determina los gobiernos no es homogénea ni objetiva a la hora de valorar la gestión del gobernante, y es algo normal, siempre habrá una parte más o menos mayoritaria que estará en contra del que gobierna, porque hubiera preferido otro gobernante y viceversa, pero esto no puede llevar al responsable político a desarrollar políticas contra esta parte de la sociedad.
Gobernar así es recrear el concepto de clases o castas como compartimentos ideológicos estancos, hoy en día esto ya no es así, los grupos sociales ya no son estancos, y la opinión pública se conforma de un modo muy rápido, y por métodos hasta ahora desconocidos. En este escenario, el proverbio galés se convierte en una necesidad. Decía Baudelaire que «Dios creó el gato para que el hombre pudiera acariciar al león»; mas no se debe menospreciar al gato, como nunca se debe menospreciar al que dialoga, al final, en democracia el tamaño importa, y el tamaño en democracia son los votos y solo los votos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar