Opinión

Renovarse o morir

Dice el Diccionario de la RAE que renovarse es una acción y resultado de adquirir una persona o una cosa un aspecto que la haga parecer nueva, o de hacer que una cosa la adquiera. Se puede observar como una mera definición está cargada de un profundo significado y así predica el concepto tanto de la acción como del resultado, y además establece dos fines u objetivos bien diferenciados: adquirir un aspecto que haga parecer algo como nuevo o que realmente adquiera esa novedad.

Esta definición está complementada con una conocida paremia –renovarse o morir–, la cual señala la saludable necesidad de realizar cambios, más o menos radicales, en el comportamiento, la imagen de uno, en el trabajo, en definitiva, en el contexto profesional o personal. A veces se confunde el concepto de renovación con el de progresismo, y la no renovación con el de conservadurismo, y no cabe duda que los vocablos así lo parecen evocar, mas cuando estos conceptos se trasladan al campo de la politología sufren una transformación que a veces no obedece a la realidad.

El progreso no está reñido con la conservación de la esencia y sobre todo del respeto a los cauces naturales del cambio y del discurrir. No cabe duda de que a lo largo de la historia se han producido revoluciones y cambios traumáticos, sin embargo, si confrontamos estos procesos históricos, por lo general violentos y crueles, con otros evolutivos, podemos establecer la conclusión de que estos últimos son menos traumáticos y en muchas ocasiones mucho más efectivas.

En cualquier caso, como se suele decir, las cosas pasan, y a los cambios hemos de estar y adaptarnos. Hay una frase muy elocuente de Oscar Wilde: «Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho». No le falta razón, a veces el cambio comienza por uno mismo. Decía Heráclito que nadie se baña en el mismo río dos veces, porque todo cambia en el río y en el que se baña. Pero al final me quedo con una frase de Franklin: «No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder». Salud y libertad son las bases necesarias para abocar cualquier proyecto personal, pero también cualquier proyecto institucional o de país. Con una sociedad sana y libre se avanza.