Opinión
El crítico y el criticón
Las sociedades actuales están necesitadas de personas críticas, y para ello se erige en pieza fundamental la educación, una educación que muestre el camino al ser humano hacia el conocimiento y que ejercite a los ciudadanos en el pensamiento, en especial el pensamiento crítico, el cual no solo requiere información. En la actualidad hay un exceso de información, en muchas ocasiones mostrando la mera opinión del actor que la trasmite, pero el ciudadano medio la recibe de forma acrítica, y esta actitud es la que explica muchos de los graves acontecimientos que recientemente hemos vivido. Una sociedad en la que se ejerce el razonamiento y la crítica es inmune a procesos involucionistas o rupturistas. El compromiso con el análisis impide que una sociedad siga siendo nómada del pensamiento y peregrina de lo intelectual. Pero el problema se agudiza cuando el elemento crítico se sustituye por el elemento criticón, plagado de personajes que se encuentran incapacitados para observar y valorar lo bueno que les rodea. No cabe duda que es más fácil estar en contra que a favor; mas lo que ocurre es que a veces se termina estando a favor de lo peor.
En este escenario, las fuerzas políticas antisistema se hacen fuertes, cuestionan todo lo institucionalmente creado e intentan llevarnos por el camino de la fatalidad, en cuyo final se encuentra un proceso rupturista, por lo general muy negativo para la sociedad, pero altamente positivo para la nomenclatura de los que han dirigido el proceso. Hoy en día vivimos en un entorno donde existe el suficiente entramado institucional como para garantizar nuestros derechos y libertades, donde se distribuye la riqueza a través de los impuestos, donde se multiplican las prestaciones asistenciales y donde, en suma, la democracia y la solución pacífica de los conflictos es la regla. En este entorno es muy difícil, por no decir imposible, buscar otro lugar o momento histórico mejor. Mas aún con esto, el elemento criticón sigue creando argumentos en los que se imposta una visión sumamente negativa de nuestra sociedad, calificándola de injusta, insolidaria y profundamente desigual. Esto solo se combate fortaleciendo el elemento crítico, esa masa crítica que con el conocimiento y el razonamiento será muy difícil de manipular, y esto solo se consigue con una buena educación.
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