Opinión

«Humanae vitae»

De todas las encíclicas publicadas por los Papas, ha sido, sin duda, la más discutida y, tal vez, la menos comprendida y aceptada. Después de múltiples consultas, el 26 de julio de 1968, Pablo VI dio a la luz pública la «Humanae Vitae» sobre el matrimonio y la regulación de la natalidad, un texto denso y rico que, sin embargo, para la opinión pública del mundo entero quedó reducido a la negativa pontificia al uso de la píldora anticonceptiva. Como escribió después el entonces Cardenal Ratzinger, «raramente un texto de la historia reciente del Magisterio se ha convertido tanto en un signo de contradicción como esta Encíclica». Medio siglo después, la «HV» sigue siendo objeto de vivos debates; biólogos, médicos, sociólogos e incluso teólogos la consideran un texto prehistórico, abstracto e ignorante de una materia tan delicada como las relaciones sexuales y afectivas de la pareja humana. Otros subrayan su carácter profético, incluso visionario, que denunció antes que nadie la vulgarización de la sexualidad, insistiendo en el vínculo que debe unir la unión conyugal y la procreación y oponiéndose a que la manipulación química pueda acabar convirtiéndose en una forma de dominación machista. Para el Papa Montini las reacciones tan virulentas a la «HV» fueron un shock de tales proporciones que en los diez años siguientes hasta su muerte no volvió a publicar una Encíclica. El Magisterio no ha vuelto a tratar este problema. En su Exhortación Apostólica «Amoris Laetitia», Francisco la cita una vez para recordar que «ningún acto genital de los esposos puede negar ese sentido (de la fecundidad) aunque si, por diversas razones, no puede siempre engendrar una nueva vida».