Opinión

Ideología Top-manta

Río de Janeiro está ceñida por el mar contra los morros con un esplendoroso kilometraje de playas y paseos, cuyas baldosas exudan vaharadas de sexo aún prohibido el Top-less, grandiosa vidriera para el Top-manta, aunque no hay plantado ni uno. Colau y Carmena podían asesorarse con el Intendente carioca por ver cómo logró el milagro mientras aquí hacemos ideología barata con los manteros tildando a los comerciantes que contribuyen de fascistas ignorando que es un fasces y la estructura corporativa del socialista Benito Mussolini. Para comprender la rapiña del colonialismo europeo en Africa basta leer «En el corazón de las tinieblas» de Joseph Conrad, el marino polaco que mejor escribió el inglés.

La descolonización fue una guerra tribal entre marxistas y capitalistas favoreciendo Occidente dictaduras corrompidas que preservaran para las transnacionales minerales como los diamantes o el coltán. Los juntacadáveres (Rulfo) de la Memoria Histórica nos cacofonizan con que España suma más fosas comunes que la Camboya de Pol-Pot olvidando todo el siglo XX y los extensos cementerios bajo la luna entre Ruanda, Burundi y Zaire donde en los Grandes Lagos africanos se confunden los huesos de hutus y tutsis desmembrados ante la pasividad de los cascos azules. De la innecesaria invasión de Irak nació el Califato y la multiguerra en Siria, remedo de la guerra fría ruso-estadounidense. Las izquierdas saludaron el previsible desastre de la Primavera Árabe para que en Egipto tuvieran que volver los militares y, tras el linchamiento televisado de Ghadafi, Libia se encuentre sin Estado entre Tripolitania y Cirenaica. Tras la batalla de Mogadiscio el general Garrison fue pasado a la reserva y se archivó cualquier intento de intervención militar en el avispero africano. La emigración mediterránea es de las que acompañan la historia de la Humanidad.

El paliativo no será europeo con la reticencia activa de Polonia o Austria y una Hungría con alambradas y ametralladoras fronterizas. Voceros de Sánchez aducen que el PP no tuvo política migratoria; y el PSOE, peor. La última política sobre emigración es la de Castilla e Isabel la Católica, y fue exclusiva. Sánchez solo ha logrado convertir el «Aquarius» en un «photocall» itinerante y el Top-manta en una discutida ideología de garrafón.