Opinión

Ignominioso

En los pasados días ha circulado un documento hiperbólicamente definido por los medios más conservadores como «histórico». Lo firma el arzobispo italiano Carlo Maria Viganó que, entre otros cargos, fue secretario de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano y Nuncio en Washington. Se trata de un ataque contra personalidades de alto relieve en el gobierno de la Iglesia como los Secretarios de Estado Sodano y Bertone y otros cardenales todavía en activo como Parolin, Sandri, Filoni, Wüerl. Para no quedarse en barras sus acusaciones se dirigen también contra el mismo Papa cuya dimisión pide. Según Viganó, él informó al Santo Padre sobre la insostenible situación del ex arzobispo de Washington McCarrick sobre el que se habían recibido alarmantes informes sobre los abusos sexuales cometidos por el purpurado con seminaristas y jóvenes sacerdotes.

Como es sabido, hace apenas un mes Francisco despojó de su dignidad cardenalicia a McCarrick y le obligó a retirarse y llevar una vida de oración y penitencia por los crímenes cometidos. Monseñor Viganó figuró en los papeles del «vatileaks», sustraídos por el entonces mayordomo de la Casa Pontificia. Benedicto XVI le sustituyó de sus responsabilidades en la gestión de los bienes que transitan por la Secretaría del «governatorato» y le nombró Nuncio en la capital de EE.UU, algo que él siempre consideró como un castigo. Ha esperado dos años para ejecutar su venganza. Ha hecho público el documento mientras el Papa se encontraba en Irlanda y pocos días después de la publicación de su Carta al Pueblo de Dios pidiendo absoluta firmeza contra los autores de esos «crímenes repugnantes» que son los abusos clericales sobre menores.