Opinión
Prostíbulos
La ministra de Trabajo asegura que le han metido «un gol por la escuadra». Se agradece la sinceridad para la rectificación del día. No damos abasto. Mete y saca. Aceptó que se inscribiera un sindicato de «trabajadoras del sexo» y ahora no sabe bien cómo anularlo. En estos asuntos de las entrepiernas, los socialistas siempre se manifiestan incómodos por no saber cómo unir esa progresía, que puede derivar en ir en pelotas al Congreso, con el puritanismo tan propio de la izquierda bonita que ahora censura desnudos femeninos como si los hombres no hubieran alcanzado la igualdad en eso de presumir de tableta y de paquete. «La izquierda habla de sexo y la derecha lo practica», la frase es de un gran periodista al que cedo la oportunidad de escribir sobre ello y no me cobre derechos de autor. Con lo que le gusta al PSOE un sindicato de lo que sea y se lo niegan a las prostitutas porque eso supone admitir que existen.
Están por las calles, seguramente en las esquinas de sus propias casas, pero hay personas a las que se prefiere invisibles, molestas realidades, a no ser que se paguen con dinero de la Junta de Andalucía donde los prostíbulos acabaron pagándolos los contribuyentes. Umbral decía que las putas eran de derechas. Habría que preguntar en el CIS si los clientes también. No hay que minusvalorar cualquier nicho de votantes. Como siempre, en lugar de entrar al fondo de la cuestión, todo queda en declaraciones de fervor feminista y en golpes de pecho, entiéndase bien la expresión, para concluir, el presidente dixit, que hay que abolir la prostitución. Sería el primer gobernante que lo consiguiera. Eso sí que sería hacerse un Franco.
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