Opinión
El «tierno» adanismo podemita
Destacaba la pasada semana un telediario de la actual RTVE entre sus principales noticias –tal vez emanando un cierto aroma muy acorde con ese «yo no quiero la gestión, a mí que me den los telediarios» de Pablo Iglesias– la aparición de todo un «movimiento espontáneo», casi imparable en redes sociales y otros canales, por no decir en cada mercado y en cada esquina resaltando la calidad, orgullo y buen nombre de la Sanidad pública española a propósito de los cuidados a los dos bebés prematuros de Irene Montero y de Iglesias. Casi con una dialéctica de NODO se nos venía a descubrir tan valiosa joya de nuestro Estado del Bienestar ibérico... ¡Acabáramos! Ahora va y resulta, a estas alturas de la película y casi con los créditos en pantalla que descubrimos a nuestra Sanidad como ejemplo de eficiencia, profesionalidad y contrastada eficacia, casi la envidia de Occidente. Esa misma Sanidad publica en la que, sin ir más lejos y por poner un ejemplo de cierta resonancia mediática fue sometida a tratamiento por una grave enfermedad –cáncer– la ex presidenta de la Comunidad y del PP madrileño Esperanza Aguirre ¿se acuerdan? episodio a propósito del que –salvado el reconocimiento de la interfecta– pocas voces se escucharon ensalzando la calidad de nuestro servicio público de salud, más bien al contrario no faltó algún comentario de tertulia de mercadillo sembrando la duda sobre supuestas atenciones de privilegio a una dirigente política que paradójicamente sembró Madrid de hospitales. Ni una palabra. Ni redes sociales, ni declaraciones pomposas de lagrimeo almibarado, ni grandes manifiestos. Todo lo contrario de lo que hemos estado viendo y escuchando estos últimos días, con serias dificultades para ocultar el rubor, a propósito del agradecimiento en una carta pública a cargo de Irene Montero y Pablo Iglesias –líder y «lideresa» de Podemos– por el interés hacia sus dos bebés prematuros ingresados la UCI del hospital público Gregorio Marañón reflejado en las «redes» y destacando la eficiencia de la Sanidad pública española ahora descubierta para gozo general. Es la tendencia irrefrenable de esa izquierda bolivariana disfrazada de «nueva política» pero con los más rancios «tics» de la política de siempre, hacia un adanismo que les retrata de forma meridiana en la propia definición de la RAE: «Tendencia a comenzar una actividad sin tener en cuenta los progresos que se hayan hecho anteriormente». No existe pudor alguno, tampoco se repara en el insulto a la más elemental inteligencia, sencillamente se parte de cero, el «big bang» eclosiona con ellos. Se nos descubre ahora gracias a la maternidad y una experiencia de final feliz de la que todos nos congratulamos a una Sanidad equiparable a la sueca cuando hace un año se la situaba al nivel de las de Ghana o Mali. Falta de pudor como declarar que subir el IRPF a rentas de 60 mil o 120 mil euros anuales es de justicia teniendo en cuenta que –textual en boca de Iglesias– los profesionales que ganan eses sueldo son personas con «mucha suerte». Curiosa apreciación en quien ha pasado del modesto piso de protección oficial de su madre al famoso «casoplón» de Galapagar. Solo apareciendo ellos podría Dios crear el mundo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar