Opinión

Economías

«Il Sole 24 ore» es un sólido periódico económico y financiero y uno de los más prestigiosos títulos de la prensa italiana; pertenece a la «Confindustria» equivalente a nuestra CEOE.

Cuando algunos podrían pensar que Francisco concentra estos días toda su actividad en contrarrestar la ofensiva lanzada contra él por el ex Nuncio Viganò ha encontrado tiempo para conceder a ese diario una larga y muy densa entrevista sobre temas como la economía global, el trabajo y el paro, las migraciones, la ética empresarial. Él mismo ha definido su conversación con Guido Gentili, director de la publicación como «una pequeña encíclica». Imposible resumir en el breve espacio de este comentario todas sus ideas. El Pontífice diseña en dos amplísimas páginas de «Il Sole» una economía basada en los valores humanísticos para vencer la cultura del «descarte» que mata a quienes son desechados como basura por una sociedad que ha convertido al dinero en su ídolo. Es necesario un nuevo orden económico mundial que ponga fin a ese genocidio y denuncia la construcción de «estructuras de pobreza, esclavitud y descarte». Lo que el Papa reivindica, reactualizando el magisterio de su antecesor Pablo VI, «a quien – dice– tendré la alegría de canonizar», es una economía basada en la persona humana. «La centralidad actual –afirma– de la actividad financiera respecto a la economía real no es casual; detrás de esto se anida la decisión de quien piensa, equivocándose, que el dinero produce dinero. El dinero, el de verdad, se hace con el trabajo. El trabajo otorga dignidad al hombre no el dinero». Esta «revolución» bergogliana alarma a algunos «lobbys» ultracapitalistas norteamericanos que están en las bambalinas de los recientes y furibundos ataques contra el Papa.